OPINIóN
Actualizado 01/06/2023 12:51:32
Silvia Largo

Artículo de opinión de Silvia Largo, portavoz de Soria ¡YA!

Hay personas que son mantenedores de la tradición que se pierde a la par que se van vaciando nuestros pueblos. Salvadores de una inteligencia que se diluye según se van marchando sus últimos custodios, los que mantienen en pie la costumbre, la encina, la piedra y el adobe.

Quizá una de las caras más conocidas en rescatar la memoria y documentarla para evitar su inminente pérdida fue José Antonio Labordeta y su ‘País en la mochila’. La labor de Eugenio Monesma, con sus series televisivas, guardó para siempre los oficios perdidos y la gastronomía popular. Laura García, medio soriana oriunda del despoblado de Velasco, con su “Atlas de lo pequeño” de TVE también fue dando voz a esas personas a las que apenas se escucha porque son pocas y viven fuera del foco de lo inmediato e intrascendente.

En Soria también tenemos a gentes que guardan y difunden ese recuerdo rural colectivo, pero también personal e inmaterial. Hace un par de décadas, el profesor Carmelo Romero y Álvaro García Huerta recorrieron la provincia de Soria ‘Palmo a palmo’ de la mano de Soriavisión. Y hoy, en la era de las redes sociales, es el joven David Ortega el que, a través de Twitter, se encarga de narrar y mantener el legado que se lleva la marea del olvido, documentando lo mucho que tienen que decir los que habitan en nuestros pueblos.

No son los únicos, son muchos más los garantes de esa memoria, de los usos y costumbres que el tiempo y el abandono arrasan, que derriban casas, majadas, palomares e iglesias sin campana. Ahora que se habla tanto de Inteligencia Artificial, hay gente comprometida con la Inteligencia rural, la semilla de todo, tan rica en conocimiento y sabiduría que, sin la labor de conservación de tantas personas, se perdería para siempre. Todos deberíamos detenernos a escuchar a los mayores, escuchar para aprender y no olvidar.

Porque sin gente en los pueblos no hay quien cuide el monte, ni la ribera, ni mantenga la tierra. Pero tampoco habrá fiesta, ni gaitero, ni quien lleve las andas del santo o la patrona, que puje por los banzos, quien baile sus verbenas, que recuerde sus coplas y canciones. Porque sin sorianos y sorianas que no olviden y celebren no habrá nada que celebrar.

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