Los expertos recuerdan que lo ideal es evitar el contacto con el polen. Sin embargo, hay ciertos trucos que pueden minimizar el contacto con este alérgeno, incluso al aire libre.
Los nuevos alérgicos han aumentado en Soria. Así lo afirma Jonatan Vicente, alergólogo, que recalca que estos “debutantes” son de todas las edades y que los pacientes habituales han presentado más síntomas que otros años. Pero, ¿qué factores hay detrás de este repunte?
La sequía ha adelantado la primavera y por consiguiente, la polinización, una de las principales causantes de la alergia ambiental en esta época del año. La Semana Santa fue complicada para este colectivo “por las condiciones climatológicas” y el polvo llegado del Sáhara y su poder irritante han empeorado las cosas. A esto hay que sumar el uso de mascarillas al que obligó la pandemia, que protegieron de forma indirecta de ciertos alérgenos y que ahora han desaparecido del uso diario. “No es tanto el polen, es la sequedad, el polvo en el ambiente y la falta de lluvia que hace que los agentes irritantes se acumulen”, detalla Vicente.
Los expertos pensaban que tras el adelanto de la polinización, “ya habíamos tenido lo fuerte de la primavera”, pero las tormentas podrían volver a poner en jaque a los alérgicos. “El campo está verde y hasta que no se pone amarillo, la planta sigue soltando polen”, explica el alergólogo. En una tierra con un gran patrimonio natural como la soriana, esto complica el disfrute del aire libre a un gran sector de la población, aunque Vicente desvela algunos trucos que pueden ayudar a los alérgicos sorianos a aprovechar el buen tiempo.
Si hay mucho polen y tienes muchos síntomas, lo más recomendable es “evitar las salidas al campo”, para minimizar el contacto con el alérgeno. Sin embargo, para los más decididos a salir sí o sí, hay ciertos ‘accesorios’ que pueden ser indispensables en estas situaciones. “Aconsejamos llevar gafas de sol cuando eres alérgico y vas a estar en el campo”, apunta. Aunque “no son milagrosas”, las mascarillas ayudan algo. Sin embargo, “no es un circuito cerrado con una bomba de oxígeno al final” y muchas partículas alcanzan al paciente.
En los desplazamientos, es mejor “ir con las ventanillas del coche cerradas” y en el día a día, tender la ropa dentro de casa, ya que fuera "no deja de ser un filtro para coger polen”. Para lograr, precisamente, que nuestra vivienda permanezca libre de polen, es recomendable ventilar a las horas de más calor, que es cuando existe menor cantidad de este alérgeno en el ambiente.
El grado de concentración del polen en un determinado lugar también es clave para llevar mejor la alergia. “El polen se distribuye, no es algo que solo haya donde esté la planta, porque su misión es recorrer kilómetros”, explica Vicente. Y aunque hace hincapié en que “no hay zonas libres de polen”, hay algunas áreas que favorecen la concentración de estas partículas por la propia gravedad. En zonas más altas y picos es más fácil que el aire contenga menos alérgicos. Sin embargo, en valles y áreas deprimidas como puede ser Valonsadero, o en las orillas de los ríos, donde el flujo de agua favorece una polinización mucho más larga, es más posible que los alérgicos pasen un mal rato.
“No vivimos en una burbuja de aire y por mucho que ventiles o no, el polen son partículas microscópicas que se van distribuyendo”, recalca. Por ello, es importante tomar la medicación pertinente y vacunarse para aquellos que tengan la posibilidad. Todo esto tiene que ser supervisado por un profesional sanitario, por lo que hay que buscar tratamiento y ser consistente.