OPINIóN
Actualizado 10/07/2023 10:13:08
Alejandro Ramos

Artículo de opinión de Alejandro Ramos, secretario de NNGG en Soria.

Nada más y nada menos que un notable. Recientemente, el presidente del Gobierno en una entrevista radiofónica, decidió autoevaluar la gestión de su propio Ejecutivo con dicha puntuación. Pero lo cierto es que, en política, el mejor método para calificar al gobernante, es la urna. Y precisamente, en la primera reválida electoral de este año, celebrada el pasado 28 de mayo, la nota, en general, que obtuvo la izquierda, en sus diferentes versiones, fue un demoledor suspenso.

Asignaturas tan importantes como la vivienda, la educación, la gestión económica, el movimiento feminista, el desempleo juvenil, la independencia de las instituciones o las políticas de pactos, entre otras, han sido suspendidas por este primer Gobierno de coalición.

En política, al igual que en el colegio o en la universidad, la culpa de que un alumno suspenda, no la tiene el profesor, sino el propio alumno. Y en este caso, el Gobierno, no puede estar continuamente justificando su mala gestión, en episodios de fuerza mayor como la pandemia, la guerra de Ucrania o el volcán de la Palma. El principal activo de un político es la palabra. Y en este sentido, estoy convencido que, las continuas mentiras o “cambios de posición política”, la soberbia y la ineficacia de Sánchez, van a ser castigados masivamente en las urnas por los ciudadanos, en la segunda reválida del próximo 23 de julio.

Por el contrario, el alumno aventajado, Alberto Núñez Feijóo, no anuncia fórmulas mágicas, sino simplemente, aplicar el sentido común. Considera que, cualquier gobierno, en vez de buscar problemas, tiene que estar volcado en resolver las demandas de sus ciudadanos y dejarse de intereses personales o partidistas. En estos momento, España necesita, más que nunca, pactos de Estado consensuados y posiciones comunes que aúnen el sentimiento de todos los españoles.

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