Hoy nos acordamos de una de las mejores escritoras de la historia y exploramos cómo sus obras generaron expectativas que se mantienen 200 años después. Porque los esquemas que ella popularizó se repiten, todavía hoy, en los romances sanjuaneros.
San Juan es esa época del año en la que deberías poder sentirte el main character: que suene la canción perfecta cuando te encuentras con tu 'crush' en las ferias, que te ayude a subirte a un coche en el último momento si un toro amenaza tu vida en La Saca (ser dramática es gratis)... En todas las buenas historias, le pese a quien le pese, tiene que haber amor y los Sanjuanes son días de fiestas, reuniones sociales y nuevas y viejas relaciones. De eso, la autora británica Jane Austen sabía más que nadie y lo inmortalizó -con ironía y mucha clase- utilizando tropos literarios que, además de seguir siendo los favoritos del público, se repiten San Juan tras San Juan.
¿Cinco días de fiesta en los que no te separas de tu grupo? Perfecto para un 'friends to lovers' con esa amiga tuya con la que todo el mundo te dice que pegas y tu dices que no, pero de repente otra persona se interesa por ella y saltan todas tus alarmas -pero no en plan tóxico, que en esta sección nos gusta el amor sano-. Si funcionó con la austeniana Emma, contigo también puede funcionar. Un Viernes de Toros en un viaje al baño puede surgir el amor, ahí mismo, entre vino y tripas de pescado. San Juan es así.
¿Mr. Darcy y Elizabeth Bennet? Más bien uno de Los que faltaban con una de La Ilusión. Un buen 'enemies to lovers' al más puro estilo Orgullo y Prejuicio de dos sanjuaneros que se odian al principio y se adoran al final, con una tensión incomparable a la de cualquier otra trama amorosa y una declaración de amor a gritos -y si es refugiados de la lluvia subiendo de las Bailas, mejor-.
Austen sentó las bases pero el romanticismo sigue dándonos más: triángulos amorosos, amigos con derechos, relaciones falsas para dar celos que acaban de la forma más predecible posible... Y al final, por rebuscadas que parezcan, estas historias acaban pasando todos los Sanjuanes en las calles de Soria. Será verdad eso de que la realidad supera a la ficción. Jane estaría orgullosa.