La superficie afectada por este proyecto es de 1.633 hectáreas, de las que 423 hectáreas corresponden a tierras de labor.
La Comisión de Medio Ambiente y Urbanismo, ha informado favorablemente, con condiciones, sobre el proyecto de concentración parcelaria y modernización del regadío en la zona de Dévanos, promovido por la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural.
La superficie afectada por este proyecto es de 1.633 hectáreas, de las que 423 hectáreas corresponden a tierras de labor (315 de secano y 108 de regadío), 1.160 hectáreas a tierras de erial a pastos, 44 hectáreas a superficie no agrícola y 6 hectáreas a ríos y lagos. Quedan excluidas 55 hectáreas ocupadas por el casco urbano y zonas periféricas del mismo que no pueden beneficiarse de la concentración.
Las actuaciones incluidas en el proyecto son, además de la reordenación parcelaria, la mejora y construcción de una red de caminos de unos 25 kilómetros y una red de drenaje, la limpieza y acondicionamiento de determinados puntos del río Añamaza y la modernización del regadío mediante la instalación de una red de tuberías bajo zanja y dos pequeñas balsas de regulación con sendos bombeos.
Como mejora del regadío, el proyecto propone actuar en dos zonas de riego de modo independiente en la zona de Añamaza y en Lodinas, donde se proyecta la construcción de dos balsas de regulación, una red de riego mediante tuberías presurizadas desde la balsa y un punto de consumo en cada parcela resultante del proceso de concentración.
El área afectada por este plan coincide con el espacio Red Natura 2000, ZEC Cigudosa-San Felices. La zona está caracterizada como de sensibilidad alta para aves esteparias, con la presencia de la alondra ricotí, clasificada recientemente como especie ‘en peligro de extinción’. En los cauces existentes en el entorno, el informe constata la presencia de visón europeo, también ‘en peligro de extinción’, o de cangrejo de río, en la categoría de ‘vulnerable’.
ASDEN presentó un escrito de alegaciones al proyecto durante el trámite de información pública, en el que cuestionaba la calidad del estudio de impacto ambiental y pedía que se tuviera en cuenta la normativa actualizada de la catalogación de especies amenazadas. Los informes de las distintas administraciones son favorables, con una serie de medidas que han quedado recogidas en el texto de la Declaración de Impacto Ambiental, entre las que destaca la reubicación de una de las balsas de riego para no afectar a los hábitats de la alondra ricotí. Además, el diseño de estas balsas contará con todos los dispositivos necesarios para evitar accidentes tanto para personas como para la fauna, tales como vallado, estructuras de escape, rampas en los bordillos e islas flotantes en la lámina de agua. También podrán ser utilizadas como punto de agua para la extinción de los incendios forestales.
Se trasladará a los agricultores y ganaderos la obligación de cumplir lo dispuesto en el Programa de Actuación de las Zonas Vulnerables sobre la contaminación por nitratos y la realización de analíticas periódicas en el punto de captación de agua del canal, cuyos resultados se pondrán a disposición de los agricultores para que puedan utilizarlos a la hora de realizar el adecuado balance de nutrientes para cada cultivo. También se realizarán analíticas periódicas de aguas subterráneas y de las aguas superficiales, mediante una red de piezómetros que permita hacer un seguimiento de la calidad de estas en toda la zona.
En las actuaciones de cauce, no se realizarán modificaciones que supongan barreras físicas para la fauna, en especial que limiten la conectividad del río Añamaza, con especial atención al visón europeo.
También se incluye un condicionado para la protección de los yacimientos arqueológicos y etnológicos de la zona.