Este verano está celebrando su 15 edición con más de 500 participantes de todas las partes del mundo. Sus protagonistas muestran su satisfacción por seguir aprendiendo y, sobre todo, “por ver como desaparece nuestra vergüenza en el escenario”.
Sotolengo, un campamento situado en un bosque de pinos de más de 10.000 hectáreas en Navaleno, es el lugar soriano en el que los sueños se hacen realidad. Desde hace 15 años, este paraje acoge el Rock Camp, un campus en el que los jóvenes de 9 a 17 años se adentran en el mundo musical y en el que adquieren unos conocimientos que a más de uno lo han lanzado al estrellato.
En ese sentido, uno de sus propulsores, Javi Miralles, hace hincapié en el concienzudo trabajo que llevan a cabo para poder mantener en cada edición la esencia de una idea que nació en 1.993, momento en el que el director conoció por primera vez esta zona: “Empezamos a preparar el siguiente tan solo un mes después de acabar el actual. Lo bonito de esto es que todos que pasan por aquí desarrollan un sentimiento de pertenencia, sabiendo que esta es su casa y llamándola su “lugar feliz””.
Claro ejemplo de esta afirmación es Alessandra Del Mónaco, actual monitora que durante años acudió a tierras sorianas como acampada. En estos momentos, esta madrileña es una de las profesoras de canto que más cala entre los alumnos, ayudándolos tanto en la parte técnica como a la hora de ganar confianza en el escenario y de perder el miedo.
Al igual que ella, el 70% de las personas que pasan por estas instalaciones repiten. En esa tesitura, también se encuentran los acampados, Jesús López, procedente de Granada, y Silvia Pozo, de Valladolid. Con numerosas ediciones del Rock Camp a sus espaldas, ambos recalcan lo que este campus les aporta. “Aquí tenemos la oportunidad de tocar con otra gente sin que nadie nos juzgue. Eso es muy difícil encontrar fuera”, afirman.
Además de mejorar la confianza en uno mismo, los monitores imparten numerosas actividades: clases de instrumentos, lenguaje musical, historia del rock, talles de podcast o industria musical, entre otras muchas cosas. A su vez, también desarrollan talleres de tiro con arco, gincanas o juegos acuáticos para que los más pequeños puedan disfrutar de horas más amenas.
Con esta oferta tan variada, López se muestra enamorado de la historia del rock, “ya que descubro muchas curiosidades”, al tiempo que Pozo prefiere la industria musical para conocer detalles de la manera en la que funcionan las discográficas. Así, estos dos amantes de la música disfrutan de su último año en el Sotolengo como acampados, preparando su concierto de final de curso en la carpa escenario principal, con el objetivo de volver en 2024 ejerciendo de monitores.
De la misma manera, nuestros dos protagonistas quieren seguir los pasos de alguno de los acampados más ilustres que han pasado por Sotolengo. Entre esas estrellas, una de la que más ha brillado a nivel nacional e internacional ha sido Amaia Romero, ganadora de la novena edición de Operación Triunfo y representante de España en el Festival de Eurovisión en 2019. Otro de los representantes del Rock Camp que está intentando tirar abajo la puerta del estrellato es Noan, cantante que ha colaborado con celebridades como Edurne y que en los últimos meses “lo ha petado en Spotify”. “Estamos también muy orgullosos de numerosas personas que han pasado por aquí y que ahora son miembros de diferentes bandas. Es una pasada ver lo que han crecido y nos hace mucha ilusión”, explica Miralles.
Con todo ello, sus organizadores seguirán trabajando arduamente para mantener un campus que se ha convertido en algo más que eso, consolidándose como una auténtica familia a la que siempre tienes ganas de ver independientemente de la distancia.