Este multifunciones del fútbol ha ejercido como miembro del cuerpo técnico y como directivo a lo largo de la última década. Se va con la espinita de no hacer un proyecto ambicioso para el próximo curso, aunque no cierra la puerta a un posible regreso en el futuro.
La S.D. Almazán y Juan Carlos Aguilar, más conocido como Lolo, han separado sus caminos este verano después de nueve temporadas con un sinfín de instantes que han pasado a la historia de la entidad. Con el corazón en la mano, este adnamantino, que ha ocupado los puestos de segundo entrenador, de utillero, de delegado y de directivo explica que ha sido una decisión muy meditada. “Ya llevaba un par de años queriéndolo dejar por cansancio personal y por desmotivación. Al final, he visto que este era el momento indicado para llevarla a cabo”, señala Lolo.
Esta historia comenzó en 2014 con la dimisión de la anterior ejecutiva del club. Ante esa situación, este amante del fútbol se embarcó en esta aventura junto con otros cuatro compañeros (todavía continúan tres dentro de la estructura del cuadro de la villa), conformando la junta gestora. Al mismo tiempo, este “multifunciones” dio también un paso dentro de la parcela deportiva, entrando dentro de un cuerpo técnico “en el que era necesaria gente que pudiera ayudar, así que por mi sentimiento adnamantino y por el tiempo libre con el que contaba, decidí involucrarme”.
De esa manera, Lolo fue poniendo su granito de arena para profesionalizar un club que no ha parado de crecer en Tercera División, consolidándose como uno de los referentes de la categoría y un ejemplo a seguir. “Aunque todavía queda mucho camino por recorrer, se ha mejorado a nivel económico, deportivo y de organización. No obstante, es cierto que al ser un conjunto amateur y al tener cada uno nuestras obligaciones profesionales, no le hemos podido dedicar todo el tiempo necesario”, admite.
Con esa dedicación y con la satisfacción del trabajo bien hecho, el técnico ha vivido momentos increíbles con el combinado de su localidad. El choque de la Copa del Rey ante el Atlético de Madrid en Los Pajaritos, del pasado mes de noviembre, emerge como su favorito. El preparador manifiesta que fue “increíble afrontar un encuentro desde un punto de vista tan profesional ante jugadores que, una semana después, iban a disputar un Mundial”.
A su vez, tampoco se olvida del play off de ascenso de la campaña de 2021/2022 que se disputó en La Arboleda. A pesar de que fue “un duro palo”, con la derrota por 0-1 frente al Atlético Tordesillas en las semifinales, Lolo se queda “con el camino tan bonito que recorrimos, finalizando la liga en la segunda posición por delante de escuadras de la talla del Ávila o de la Arandina”.
Asimismo, destaca la semilla que se plantó aquel día y el sentimiento que se creó dentro de la plantilla: “Tuvimos mucha presión por jugar en casa y salimos atenazados. 24 horas después habíamos cambiado el chip. Muchos jugadores me dijeron aquella misma jornada que querían continuar en el equipo para quitarse el mal sabor de boca” que había quedado.
Al igual que ellos, este apasionado del deporte rey ha cerrado esta etapa de su vida con la espinita de no “haber podido continuar el próximo curso con un proyecto ambicioso”. A tal efecto, pone de relieve que le hubiera gustado contar con “una estructura deportiva diferente y con una plantilla muy competitiva”.
Con todo ello, este vecino de Almazán también se lleva en el equipaje numerosas anécdotas y lecciones que ha aprendido con los cinco entrenadores con los que ha compartido banquillo. A ese respecto, rememora a Luis de Miguel “de la antigua usanza y del fútbol de verdad”, los momentos con ‘Ruta’, Fran Valero y Moisés, además de todo lo que ha compartido con su amigo, Diego Rojas, con el que reconoce “una enorme conexión por todos los años que hemos pasado juntos”.
Al igual que con ellos, su relación con la afición será algo imborrable: “Somos uno de los campos con más afluencia de público. En las últimas campañas se ha conectado más con el equipo, sobre todo con la explosión de la Escuela. Muchos jóvenes de la cantera acuden a los partidos y están deseando hablar con los jugadores de Tercera”.
Embriagado por esa respuesta de la villa, Lolo no descarta regresar en un futuro a la que ha sido, es y será siempre su casa. “Voy a seguir en contacto. Si me llaman en un tiempo para entrenar al primer equipo lo valoraré porque dejo muchas amistades y termino bien”, concluye.