Tras una hora de esfuerzo los mozos han conseguido pingar el Mayo. Con este acto el municipio da la bienvenida a sus fiestas.
La plaza de Vinuesa llena esperando a uno de los momentos más vistosos del año. Vecinos y visitantes se reunían con la mirada puesta en los mozos que se encontraban calentando para hacer un gran esfuerzo por su pueblo. El calor apretaba, el sol relucía y se preveía una buena mañana. La pingada del Mayo comenzaba puntual. A las 12:00h, después de realizar el desfile de las peñas desde la ermita de la Soledad, decenas de jóvenes se ponían manos a la obra. Entre miradas curiosas y aplausos, poco a poco, iban subiendo el tronco a grito de “¡¡¡Arriba el Mayo!!!”. Los más pequeños asombrados por la magnitud del tronco y los más mayores animando a los mozos. Un espectáculo que no dejaba indiferente a nadie.
Cada minuto que pasaba el trabajo se ponía más difícil, el calor era por instantes más insoportable, y el cansancio iba haciendo mella.
Tras media hora de pingar, el Mayo estaba a medio camino. Los curiosos no dejaban de mirar hacia arriba sonrientes y expectantes a que se cumpliese la tarea. Se subía un poco, pero había que enderezarlo para que entrase perfecto. Un lado empujaba más que el otro, y se tenía que repetir la labor. Cuando ya había pasado casi una hora, los vecinos comenzaban a estar más emocionados. El Mayo parecía que ya estaba colocado. Un par de empujones más y listo. Únicamente quedaba agarrarlo bien, una actividad que parecía sencilla, pero que, sin embargo, ha dado algún que otro susto pensando que el Mayo iba a caer hacia el lado contrario. Tras varios conatos, por fin Vinuesa ha comenzado a festejar. Los aplausos se unían al júbilo y silvidos de los allí presentes. Finalmente, la charanga comenzaba a tocar porque el municipio ha dado así la bienvenida a sus fiestas en honor a la Virgen del Pino y San Roque que se prolongarán hasta el 18 de agosto.