Cinco alumnos han cruzado esta mañana las puertas de las antiguas escuelas para llenar de vida a todo el pueblo. El Ayuntamiento pide ayuda a las instituciones para continuar con el esfuerzo de atracción de nuevos pobladores.
En Bayubas de Abajo todo eran sonrisas esta mañana y es que en el pueblo se vivían los nervios de la vuelta al cole 14 años después de que sus escuelas tuviesen que cerrar las puertas ante la escasez de niños. Lo que se veía como una misión imposible se ha logrado y este 7 de septiembre cinco niños han madrugado parar cargar las mochilas y comenzar a llenarlas de conocimientos.
Las antiguas escuelas se han rehabilitado gracias a la inversión de unos 90.000 euros (financiada entre el Ayuntamiento y la Consejería de Educación) y se ha habilitado un aula con todo lo necesario para el curso escolar. Juan José Oliva, alcalde del municipio, no podía esconder el orgullo ante lo que todos reconocen como un logro de la gestión del equipo de gobierno.
La resina y el trabajo en el monte ha conseguido que nuevas familias se instalen en el pueblo y una de estas aporta tres niñas a la escuela. Además, la puesta en marcha de una tienda consiguió que otra familia aterrizase en Bayubas para completar el grupo escolar con dos hermanos. El regidor tiene claro lo que se necesita para seguir siendo atractivos a los nuevos pobladores y pide un esfuerzo a las administraciones: "Necesitamos acondicionar más viviendas y requerimos fondos para que los contactos que hemos establecido con otra familia lleguen a buen puerto", expresa.
Por el momento, la escuela de Bayubas de Abajo abre con cinco niños con edades que abarcan desde la Educación Infantil hasta la Primaria. Se trata de un aula unitaria que pertenece al CRA de Berlanga de Duero. Su directora, María José Martínez, se mostraba "emocionada y esperanzada" con este primer día y ha manifestado que "la escuela de Bayubas tiene garantizada su supervivencia por un mínimo de cuatro años".
Martínez pone en valor este modelo educativo en el que diferentes edades comparten espacio educativo. Asegura que el modelo Montessori propicia que "los mayores tutoricen a los pequeños y les enseñen otras cosas a mayores de lo que consigue el profesor". Además, ha destacado la calidad de vida de los pequeños en los entorno rurales: "Deberíamos remarcarlo más porque la autonomía que consiguen, la capacidad de juego de la que disponen y el contacto con la naturaleza resulta mucho más enriquecedor que en las ciudades", señala.
María Cuervo, se estrena como profesora en este colegio. Reconoce que encargarse de un aula de estas características le "sorprendió", pero ya ha organizado el curso para "separar un poco" a los más mayores, de 4º y 5º de Primaria, de los más pequeños, 1º de Primaria e Infantil. Confía en que el "aprendizaje más global con un trabajo muy cooperativo" supla las carencias que "se pueden encontrar en aspectos como el juego".
Los cinco niños que hoy han vuelto al colegio en Bayubas de Abajo llegaron al pueblo desde Colombia de la mano de sus familias. Entre ellos hay tres niñas, hermanas, que estuvieron escolarizadas el curso pasado en Berlanga de Duero. Los dos niños, hermanos, vinieron hace dos meses para encontrarse en la provincia de Soria con sus primas. Ahora están "súper contentos" por poder compartir pupitre con ellas y aprender juntos en el que ya es su pueblo.
Karen Puello es la mamá de las tres niñas, dos gemelas y la más pequeña del cole. Para ella, este jueves es un día de "fiesta y dicha". Sus tres hijas cuentan que lo mejor ha sido cambiar "el transporte escolar por un paseo antes y después de clase". Para ella esto también es una gran ventaja, pues "estoy cerca, es más fácil y con cualquier problema puedo venir y arreglarlo".
Que sus hijas y sus sobrinos compartan espacio no le preocupa. "Tengo mucha confianza en el modelo y en los profesores de acá, sé que van a adaptarse muy bien", confiesa. Está feliz en Bayubas de Abajo, su casa desde hace un año, porque "la vida en el pueblo es tranquila, hay mucha paz, y hemos dejado atrás el corre corre de la ciudad".
"Imagínate la dicha de poder haber abierto el colegio", expresa Angie Villamizar cuando se le pregunta por la sensación de haber contribuido a la reapertura de la escuela tras tantos años. El día ha amanecido temprano pero no había malas caras. Ella y sus dos hijos han madrugado porque "los nervios han despertado a los pequeños a las 7 de la mañana".
Con el paso de los días seguro que acaban pegándose las sábanas a primera hora, pero "no cambio por nada nuestro colegio en Bayubas", refiere. Sabiendo lo que supone, para ellos y para el pueblo, seguro que las rutinas se establecen rápido y la sonrisa ayuda a que el curso sea provechoso para todos.