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RUTAS
Actualizado 15/01/2024 10:10:14
Pedro Lafuente

Esta aventura comienza en Molinos de Duero con la compañía de los expertos en territorio soriano, Manolo Ciria y Feli Orden. Subiendo una pista alcanzaremos la cumbre del Pico del Águila, situada a 1.332 metros de altura. Desde allí observaremos el Pico Frentes, los Picos de Urbión o el Moncayo, entre otras muchas cosas. Desde allí emprenderemos la bajada hasta Salduero por una senda en la que nos toparemos con varias plantas de endrinas, ingredientes esenciales para la elaboración del pacharán.

Empezamos la ruta desde Soria capital, por la N-234 durante 27,5 km hasta llegar a Abejar. Allí nos desviamos por la CL-117 a lo largo de 11,2 km para alcanzar Molinos de Duero, localidad a la que accedemos por la primera entrada, ubicada a la izquierda de la carretera. Continuamos hasta la zona de las naves industriales, lugar en el que aparcaremos el vehículo.

Antes de iniciar nuestro trayecto a pie es fundamental coger los palos de andar del maletero y la botella de agua. Con todo listo, nos dirigimos hacia una pista que se encuentra a la izquierda. Rodeados de pinos y robles empezamos a subir una cuesta de tierra de poco desnivel. En el primer tramo tenemos la suerte de poder observar a nuestra derecha Molinos de Duero.

Varios desvíos

Siguiendo el recorrido pronto nos topamos con un cruce de caminos. Escogemos el de la derecha, dejando a un lado un refugio de cazadores en el que podemos ver una cruz de piedra en su entrada. Poco después nos encontramos con dos opciones. La de la izquierda nos dirige a la Piedra Andadera y la de la derecha, al Pico del Águila. Debemos seleccionar la segunda para alcanzar un destino del que en estos momentos nos separan 0,6 km.

Con un horizonte totalmente despejado, comenzamos a vislumbrar al fondo una torre de vigilancia contra incendios. Actualmente, la provincia cuenta con 31 puestos de estas características que proporcionan alojamiento y protección a una persona conocida como ‘vigía forestal’. Esta, muchas veces ayudada por cámaras, se encarga de detectar posibles incendios forestales, descubriendo de manera temprana el humo, localizando el punto exacto y avisando al Centro Provincial de Mando.

Vistas

Subiendo por una ladera nos situamos a la puerta de esta construcción de piedra del Pico del Águila a 1.332 metros de altura -no se puede subir a la torreta, ya que solo puede acceder el personal autorizado-. Allí descubrimos también un mirador desde el que tenemos unas vistas de 360 grados. De derecha a izquierda apreciamos el embalse de la Cuerda del Pozo, el Pico Frentes, el Moncayo, Molinos de Duero, Salduero, la subida del río Duero, Covaleda, rodeada por pinos, y los Picos de Urbión. Nuestros expertos en territorio soriano y guías de esta expedición, Manolo Ciria y Feli Orden, recalcan lo majestuoso de un paraje al que acuden a lo largo del año miles de personas -en nuestro caso coincidimos con unas colonias que están instaladas en el albergue de Salduero-. Precisamente, nos encaminamos hacia ese municipio, no sin antes echar un último vistazo a estos paisajes sorianos de postal. Tras 4 km de subida, iniciamos la bajada por la senda del Duero, un sendero de enorme recorrido que sigue el curso del río por España y Portugal desde Duruelo de la Sierra hasta Oporto. En Castilla y León están señalizados tramos de cinco provincias: Soria, Burgos, Salamanca, Valladolid y Zamora.

En el descenso apreciamos robles y pinos, estos últimos más abundantes según nos acercamos a Salduero. En esta zona se presentan esenciales los palos de andar, ya que pisamos por una superficie con numerosas piedras. Después de 3 kilómetros, desembocamos en el cementerio de la localidad. Enfrente de él divisamos una planta de endrinas. Este fruto pequeño, redondo y morado, que tiene sabor ácido, es un ingrediente necesario para elaborar pacharán. Una forma de crear esta bebida es llevando a cabo una mezcla con el 20% de endrinas, el 80% de crema de anís, una ramita de canela y unos pocos gramos de café. Posteriormente, se deja macerar en una botella seis meses y se obtiene el pacharán. Tras esta clase, continuamos recto hasta el puente de piedra que conecta con el pueblo. Desde él contemplamos una piscina natural de la que disfrutan los vecinos de la localidad. Levantando una especie de pequeña presa, logran que el nivel del agua suba. De la misma manera, colocan unas escaleras para que los bañistas puedan acceder a este lugar sin ningún tipo de problema.

Último empujón

Con poco más de 170 vecinos, Salduero es uno de los destinos más visitados de la provincia. En 2017 fue considerado el pueblo más bonito de Castilla y León por sus calles empedradas y sus casas de cantería. Conocido por ser ‘hijo del agua y de la madera’, su pasado estuvo ligado con la carretería y la trashumancia. Por todo ello, y aunque no es necesario entrar para completar nuestra ruta, es más que recomendable transitar sus rincones y admirar su belleza durante un tiempo.

Dejándolo atrás, nos dirigimos por un camino a la derecha del puente de piedra con dirección a Molinos. Divisando ya el final de la expedición, tan solo quedan 1,3 kilómetros, todavía tenemos tiempo de conocer la ermita del Santo Cristo, perteneciente a Salduero. Según nos explica un transeúnte, en ella se guardan unas imágenes que son portadas a hombros por los feligreses hasta el pueblo. Dicho templo, que se levantó con piedras bien trabajadas, dispone de dos puertas gemelas de entrada doveladas protegidas por un tejado sustentado por tres columnas de piedra. Al mismo tiempo, a la derecha contemplamos unas cruces de estilo neoclásico de Molinos. Estas marcan las paradas del Vía Crucis que los vecinos del municipio llevan a cabo en Semana Santa.

Así, afrontamos los últimos metros del trayecto, entrando al pueblo por el antiguo lavadero y por el frontón. Al acceder a la plaza todavía se respira un aroma festivo. En los días anteriores a esta ruta se celebró la retirada del mayo con varios conciertos en la Plaza Mayor -distinguimos el escenario al que se subieron los grupos-.

Con alrededor de 160 habitantes, este ha recibido hasta en dos ocasiones el premio ‘Municipio Turístico de la Provincia de Soria’. Uno de sus principales reclamos es la iglesia parroquial de San Martín de Tours, patrón de Molinos de Duero. En ella se puede apreciar un estilo gótico con planta de cruz griega, algo poco usual en el territorio soriano. Desde allí nos movemos hacia nuestro vehículo, situado en la zona de las naves industriales, muy cerca de la primera salida del pueblo. Una vez montados, nos despedimos de un trayecto circular de 7 km que hemos finalizado después de dos horas andando por esta zona.

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