Artículo de opinión de Alejandro Ramos, secretario de NNGG en Soria
La verdad es que no le importa España ni los españoles. Pedro Sánchez hace mucho tiempo que traspasó los límites de la ética a cambio de mantenerse algún tiempo más en el poder. Pero lo cierto es que no todo vale.
El pasado 24 de septiembre, cientos de miles de españoles alzamos nuestras voces desde Madrid, para dejar claro que España no se vende. No queremos ni amnistía ni ningún otro tipo de indulto generalizado, se llame como se llame.
La amnistía es un asunto grave y vergonzoso. Pero casi más grave y vergonzoso resulta escuchar la facilidad con la que sus promotores y discípulos la defienden, la aprueban y la justifican. No se puede decir ayer “no cabe la amnistía” y hoy querer hacer todo lo contrario. Eso no es cambiar de opinión, sencillamente se llama mentir. Y un político que miente continuamente, no debería estar legitimado ni capacitado para seguir en el poder.
Pero no nos engañemos, en la agenda de Sánchez, la amnistía solo es el primer paso. En breve, volveremos a contemplar otros despropósitos cómo la condonación de la deuda histórica de 450.000 euros a Cataluña o la aprobación de la autodeterminación.
Desgraciadamente, bajo este gobierno de izquierdas, lo único que se ha conseguido, ha sido atracar al constitucionalismo, hasta tal punto que, hoy en día, los principales beneficiados por sus leyes progresistas son los prófugos de la justicia, los sediciosos y golpistas, los okupas, los herederos de ETA y los violadores.
Habría que recordar que, en las pasadas elecciones generales, no se votó en clave independentista. No se votó a favor de la fragmentación territorial, ni mucho menos de perdonar delitos. Por todo ello, importantes voces socialistas están escandalizados del nivel de degradación política a la que su secretario general ha llevado las siglas del partido.