Nueve sorianos, uno, residente en Düsseldorf, y un grupo de ocho, procedentes de la capital de la provincia, explican en Soria Noticias cómo vivieron participar en una de las pruebas deportivas más importantes del mundo.
Soria estuvo muy bien representada el pasado domingo en una de las citas deportivas más relevantes del panorama internacional. Entre los 50.000 atletas que tomaron la línea de salida en la Maratón de Nueva York, se encontraban varios deportistas sorianos como Javier Bravo, residente en la ciudad alemana de Düsseldorf, o Sara Álvaro, vecina de la capital que se desplazó hasta tierras estadounidenses, acompañada por siete amigos.
Bravo se desplazó hasta EEUU con la ventaja de haber completado ya dos ‘Major’ como las citas maratonianas de Berlín y Chicago. Sin embargo, esta aventura no tuvo nada que ver con las anteriores: “Es una pasada la animación que hay desde que sales del puente de Staten Island. Parece una película cuando ponen el himno, tiran cohetes y ves el cielo lleno de helicópteros. En parte, ese momento me recordó a la salida de El Jueves ‘La Saca’”.
Con esa comparación más que soriana, este corredor hace hincapié en “lo alucinante” que fue pasar por sitios emblemáticos como Brooklyn, Queens, El Bronx, Manhattan o Central Park, lugar en el que finalizó la prueba. En todos ellos, sus vecinos salieron a las calles con altavoces gigantes, “montando auténticas fiestas en las puertas de sus casas para darnos ánimos”.
Estos fueron más que necesarios para completar un trayecto de 42 kilómetros: “La segunda parte se me hizo un poco más dura. La entrada a Manhattan fue muy complicada. Asimismo, los últimos diez me costaron bastante porque es una cuesta hacia arriba por la Quinta Avenida”.
Sobreponiéndose al cansancio y a las dificultades del recorrido, Javier Bravo paso por línea de meta con un tiempo de 3 horas, 18 minutos y 05 segundos. Esto, fue posible gracias al entreno que ha completado durante los últimos tres meses con cinco sesiones a la semana, incluida una tirada de 30 kilómetros los sábados o los domingos.
Gracias a ese esfuerzo, este soriano obtuvo la enorme recompensa de vivir en primera persona lo qué significa correr por las calles de Nueva York. “Es una experiencia cara. Los hoteles suben los precios porque viene gente de 100 países distintos. No obstante, ha sido muy gratificante. He visitado con mi pareja la ciudad y he recibido el apoyo de muchísimas personas por las calles cuando me vieron con la medalla”, concluye Bravo.
Por otro lado, Sara Álvaro se desplazó el miércoles de la semana pasada hasta Estados Unidos desde Soria junto a otros siete amigos (Ana Isabel García, Vanesa Larraz, César Ibáñez, María Calonge, María Pérez, Noelia Díez y Patricia Díez). Tras unos días de turismo, estos se dirigieron a Staten Island a primera hora de la mañana, aunque ellos iban a salir en el último grupo a partir de las 11:30h.
Siendo la primera maratón para siete de ellos, estos se quedaron estupefactos al comprobar cómo estaba la ciudad con 2 millones de personas, volcadas con la cita: “Fue espectacular ver la manera en la que bailaban en El Bronx y en la que nos recibían cuando entramos a Central Park. Parecía el Tour de Francia por cómo se echaba la gente encima de nosotros”.
Con todo, esta soriana también manifiesta el contraste que sintieron cuando pasaron por la zona judía. Allí, sus vecinos vivían al margen de la prueba, “pasando por mitad del recorrido” -este fue el único silencio que se vivió en los 42 kilómetros, además del momento en el que pasaban por los puentes-.
Con esos contrastes, Sara Álvaro terminó la Maratón con una marca de 4 horas, 40 minutos y 47 segundos. Insinuando irónicamente que “casi se me paso hasta rápida”, reconoce las dificultades que tuvo a partir de un kilómetro 30 “en el que mis piernas parecían un bloque”. Ahora, esta tiró de cabeza para llegar a la esperada línea de meta con cuatro de sus amigos. “La idea que tuvimos al principio era entrar todos juntos, pero al final cada uno lleva su ritmo y es complicado”, afirma.
Con la idea de volver en un futuro, esta soriana todavía esperara varias ediciones, “dado que es una experiencia muy cara”, para repetir una aventura que ni ella, ni nadie se su grupo, olvidarán el resto de sus vidas.