OPINIóN
Actualizado 10/11/2023 10:46:53
Cartas al director

El presidente, Carmelo Gómez, reflexiona sobre la cuantía de las pólizas y el servicio que presta el campo con los alimentos que aporta a la sociedad. Tampoco deja de lado la gestión de las administraciones con gastos superfluos.

Llegado el momento de decidir si hacemos el seguro agrario o no este año nos encontramos con la desagradable sorpresa de unos precios de más de un 20 por ciento más altos.

Se achaca mayormente la situación a los muy malos números de Agroseguro en los últimos dos años, cuando normalmente la media se hacía de los 10 últimos. Agroseguro es empresa creada para auxilio del campo en su momento que está participada por el gobierno central y ahora nos dicen que no hay más dinero. Sin entrar en esas consideraciones internas, considero que es un robo a mano armada. Se sube la póliza y bajan los precios del cereal asegurado.

Es cierto que las comunidades autónomas y el gobierno nos ayudan con una subvención, pero es mínima. Fijémonos por ejemplo en un señor que quiere llegar al poder y aparte de indultar a presuntos delincuentes pretende condonar deudas de una comunidad autónoma con un montante que es más dinero que todo el que entra en España durante 3 años y medio de PAC de ayudas directas, esto es, de todos los agricultores, vacas, trigo, abejas… La fiesta de la investidura nos cuesta 15.000 millones…Con esa cifra, bien puede Agroseguro estar pagando al menos 15 años de sequías descomunales como las de este año. Yo me pregunto: si hay 15.000 millones para que una persona llegue a la presidencia del Gobierno y se dilapiden en embajadas inventadas, por qué no para ayudar a toda la agricultura y ganadería española, que su único delito es producir alimentos en buen estado y a buen precio.

No sé qué pretenden los gobernantes que pase con la agricultura y la ganadería y con los que vivimos de ella. No solamente hacemos nuestro trabajo, es que eso sirve para proporcionar alimentos a la sociedad; una sociedad que globalmente está creciendo en número y hay que alimentar a todos, y vamos a ser 8.500 millones de bocas dentro de 7 años y 10.000 millones en el año 2050.

Ante esas cifras apabullantes, debería haber un cuidado especial con las personas que hacen que la sociedad pueda comer todos los días a precios razonables. Y es que parece que los gobernantes no quieren darse cuenta de que los problemas ya están aquí, que no son tan a la larga. Se dedican con empeño y furor a quitamos cada año hectáreas de tierra cultivable… Para carreteras, pistas de pádel, campitos de golf y de fútbol, ciudades…

Con esa dinámica a nadie extrañará la falta de productos y a qué precio lo podrán pagar solamente los ricos, a los que en su gran mayoría les da igual, unos por sus patrimonios y otros por las grandes nóminas que les pagamos entre todos.

Sigo con el tema del precio del seguro. Estoy preparando hoy el borrador de lo que siembro. Me sube el precio una cantidad de más del 20 por ciento. Y además el precio de lo que me van a pagar en caso de siniestro también ha bajado. Las administraciones se llenan la boca diciendo que ayudan al campo, y en realidad lo que hacen es dar la espalda a las zonas despobladas (en el caso del seguro a toda España). Es para estar indignados. He conversado con compañeros de profesión que hablan también de esta situación tan preocupante y hay pólizas que suben el doble que lo pagado el año pasado.

Y ahí surge la disyuntiva de hacer o no el seguro. Lógicamente eso dependerá de la situación de cada uno y de lo que quiera hacer. En muchas ocasiones se pagará mucho dinero por poco servicio. Para mayor despropósito, nos obligan a hacer los seguros antes del 15 de noviembre, porque dan un caramelito de un porcentaje y nosotros hoy con los años que hemos tenido tan nefastos nos tenemos que agarrar a un clavo ardiendo…

Sea como fuere, es que no es razonable asegurar el girasol a mediados de noviembre cuando no está cosechado ni el de este año. Nos obligan sí o sí a actos de fe para anotar lo que vamos a sembrar cuando no hemos podido sembrarlo porque ha estado lloviendo. No es como la oficina, aquí en el terruño es lo que nos deja la meteorología. Aquí no hay un papel que aguanta tonterías, aquí hay cantos y el que manda es el cielo; no podemos ser pitonisos; que esto es algo muy serio para jugar a adivinanzas y aguantar ocurrencias. Y así las cosas nos obligan además a siembras que no vamos a poder recoger. Perdemos dinero y la administración no nos lo repone; esa misma administración que se llena la boca diciendo que quieren impulsar nuevas incorporaciones. Y yo les digo con convencimiento que solamente ayudan a unos poquitos a que puedan incorporarse, pero las ayudas reales del día a día para que la gente joven vea que pueden acometer una empresa viable las están dejando de lado y solamente buscan propaganda barata y directa.

Con todo este horizonte, es evidente que nos vienen dadas todas en el mismo carrillo. Es el momento del ahora o nunca… La administración ha de ponerse las pilas y ayudar de verdad al agricultor y al ganadero, ya que muchas veces quieren hacer ver que con cuatro perras de ayudas directas se puede solucionar todo, cuando el problema hay que atajarlo en la raíz, para que la gente no tenga dudas y no estar pendiente de limosnas.

El trabajo que desempeña el agricultor y el ganadero es muy digno, que nunca se le olvide a nadie porque nos dedicamos a lo verdaderamente esencial para seguir en este planeta, que es a proveer a la sociedad de alimentos, y ni es de justicia, ni es inteligente, ni es responsable que nos den la espalda. Suelo decir que el tiempo pone a cada uno en su sitio y así será. Al final algunos tendrán que comer grava y se lamentarán de no haber atendido voces como la mía en el sector primario.

Carmelo Gómez Sanz.

Presidente de la Cámara Agraria de Soria.

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