Artículo de opinión de Fernando Castillo, concejal de Vox en el Ayuntamiento de Soria.
He cancelado mi suscripción a Netflix.
No hay en la plataforma, desgraciadamente, “emociones” más fuertes que las que vivimos actualmente en el país y también en Soria.
Así, hemos visto un acontecimiento sobrenatural al estilo de Stranger Things en el reciente ferial Ifema: cientos de banderas de España llenaban el mitin del PSOE en Madrid. El aclamado líder, al estilo de serie B coreana, ha sido escuchado con ovaciones marciales en cada una de sus intervenciones: deuda pública de más de 1.5578 MM€, política internacional después de ponernos del lado de los terroristas de Hamás, nuevos ministros elegidos que van desde el que afirma que la movilidad sostenible es femenina hasta la que defiende al comunista genocida Lenin….ninguna disidencia ni siquiera a estar viviendo el drama de la Casa de Papel: varios forajidos asaltan el Banco de España –prófugos, terroristas , separatistas y demás- y mantienen secuestrado al país para que el amado Sánchez y la amnistía que perdona fechorías pasadas y presentes sean validados.
De fondo la distopía: El Juego del Calamar en el que la política ha convertido la sociedad, una peligrosa disyuntiva en la que si no aplaudes – cada vez más problemas sociales y un estado de crispación feroz- caes en el pozo de la estigmatización; y un Cuento de la Criada: los que hablan de justicia social y progreso juzgarán las decisiones de los jueces en comisiones informativas en el Congreso.
Para Soria repetimos la serie: el Plan de Atracción de Empresas es un remake del 2011 con un final sobre el que no cabe spoiler porque ya se conoce el vacío de Valcorba. En la secuela, la ciudad sin empresas se llena de carriles bici y Zona de Bajas Emisiones para paliar en 2050 la polución que no tiene ahora.
La realidad supera cualquier ficción, y también nos cobran.