OPINIóN
Actualizado 29/12/2023 14:19:02
Sergio García

La carta de Sergio García, director de Soria Noticias

Fin de año es época de hacer balances. En las últimas semanas he escuchado muchos (políticos, empresariales, personales...), pero hay uno que me ha llamado la atención por encima de todos. Es el del Club Deportivo Numancia, quien reconoce que en los últimos años ha perdido más de 4 millones de euros. No solo eso, para 2024 la previsión es ‘palmar’ otros 800.000€.

La situación se antoja complicada. Es evidente que el fútbol es un negocio deficitario en cuanto te alejas un pelín de la élite y, en el último lustro, nuestro querido Club Deportivo Numancia se ha alejado, y mucho, de los mejores. Y no hablo solo a nivel deportivo, con 3 descensos en los últimos 5 años sino, y, sobre todo, a nivel de gestión. El que otrora fue un club que todo el mundo dentro del Futbol Profesional ponía como ejemplo de buena gestión, es hoy un agujero negro de pérdidas, con unos propietarios ausentes que pasa de mano en mano sin un proyecto claro.

Las cosas comenzaron a torcerse en 2018, cuando Paco Rubio vendió el Numancia. Aseguraba entonces que el club quedaba en buenas manos y nada más lejos de la realidad. Llegó Football Newco y los peores temores se confirmaron. El Numancia se metió en berenjenales que nadie quiso o pudo explicar del todo. Me reconozco incapaz, y confieso que lo he intentado, de entender qué se está haciendo tan mal para llegar a esta situación. Primero vino la descapitalización del club en forma de reparto de dividendos y auto compra de acciones. Un movimiento cuestionable que también hace que me pregunte quién se llevó ese dinero: si los nuevos propietarios o quien vendió el club a un precio más alto por tener la caja llena.

Después, quienes saben de esto, señalan que se pidieron créditos millonarios, que se facturaron servicios difícilmente demostrables y que se dilapidó, cuando no desvió, los casi 4 millones de euros que recibió el club en diferentes ayudas tras el descenso. La gestión deportiva nos llevó a descender en plena pandemia, con aquel partido aplazado y una plantilla debilitada en el mercado de inverno. Luego se ha seguido un modus operandi consistente en poner de parapeto a gentes de la casa para hacer y deshacer a su antojo.

Ahora, el Numancia es un club sobredimensionado, con la tesorería vacía y para quien el tiempo corre en su contra. Un ‘filial’ del Independiente del Valle, un club ecuatoriano que nos usa de trampolín hacia Europa. Nada de malo en ello, pero estaría bien que nuestro presidente se personara en Soria y mandase un mensaje de tranquilidad avalado por los billetes.
Porque servidor, numantino desde que tiene uso de razón, no tiene más remedio que preguntarse si el club no estará condenando a la desaparición. Si antes de lo que nos imaginamos el Numancia no será el próximo Compos, Logroñés o Salamanca. Sé que suena duro, pero es el elefante en la habitación al que debemos enfrentarnos. Y cuanto antes, mejor.

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