El ganadero confía que el mundo rural conservará esta cultura "porque la vive y la ha vivido".
El ganadero de bravo Adolfo Martín visitaba este fin de semana la capital soriana para recoger el premio, otorgado por la asociación Celtiberia, al mejor toro, 'Aviador', lidiado en el coso de San Benito, el 1 de julio, durante las fiestas de San Juan.
Si ocultar su agradecimiento por el galardón, el ganadero alentaba a los sorianos para que "mantengáis la afición que tenéis" pero ha indicado la dificultad por la que atraviesa la tauromaquia. "La fiesta está en un momento en el que el animalismo nos tiene en el punto de mira", ha confesado, diciendo "no entender" estas tendencias actuales, que se acentúan en áreas urbanas.
No así en las zonas rurales, donde sus moradores "tienen mucho contacto con los animales, lo que vive y ha vivido". De hecho, ha insistido que es en los pueblos donde el festejo "está vivo" pero en las grandes ciudades "los antitaurinos ya se han preocupado de que los niños no conozcan este mundo. Es una estrategia para que no se sepa qué es el toro de pequeños".
Ello conlleva a que el niño "no se enganche a una afición", pero en núcleos de menor cuantía de habitantes el sentir es distinto: "hay capeas, encierros y capeas, pero en las zonas urbanas nos están poniendo trabas, sin que haya difusión". Aún cuando los cosos de las grandes urben siguen teniendo numeroso público "hay ciudades donde se nota más que en otras".
Insistiendo, el reconocido ganadero aboga por que en estas áreas "no se pierda el contacto con lo que es el campo, la vida de los pastores y el día a día de los pueblos, así ha sido la vida donde hemos tenido animales que trabajaban ya que no había maquinaria de hoy. Es un mérito de una generación que luchó para poder sembrar y cultivar el campo".
"Quienes más amamos a los animales somos los que vivimos en el medio rural, y no hemos sido unos maltratadores. No: si tenías un caballo para arrastrar un carro o unos bueyes para arar y cuidabas de mantenerlos bien. No hemos sido ecologistas. El mismo cariño que tenemos a los animales es el mismo que se tiene a las mascotas, que también es respetable". Se trata de una "batalla que hemos de defender".
A mayores, Martín manifiesta que el sentir de la ganadería de bravo es común en defensa del toro de lidia, y más aún cuando los costes se han visto notablemente incrementados. "Estamos pagando la paja a 24 céntimos, eso es de locos", pone como ejemplo.
Afición e ilusión son los factores que inspiran una vocación de mucho tiempo para sacar adelante ejemplares con raza, pese a "años muy malos, terribles, algo impensable, pero ahí estamos, aguantando". La situación ha causado tener que llevar al matadero a muchas cabezas para salvar a las explotaciones y los ganaderos "han tenido que reiventarse para poder seguir adelante". De hecho, el lidiar una treintena de toros acarrea mantener y atender a otras trescientas reses en el campo. "No vengo a llorar, solo a mostrar la realidad" concluía en su conversación con Soria Noticias.