DEPORTES
Actualizado 13/03/2024 08:19:25
Pedro Lafuente

La pandemia cambió prácticamente toda su vida, ya que decidió dejar el atletismo para montarse en una bicicleta que le ha llevado a convertirse en uno de los corredores más prometedores del panorama regional.

Rubén Miranda se subió por primera vez a una bicicleta hace tan solo cuatro años. Por aquel entonces, con 14 primaveras, este olvegueño no se imaginaba el futuro que iba a tener por delante en el mundo del ciclismo. Tras empezar siendo atleta, la pandemia provocada por el COVID le cambió por completo su vida.

Al no poder salir a correr, este comenzó a usar una bici estática que tenía su padre en casa -un gran aficionado a este deporte- para no perder la forma, “dado que soy una persona que no sabe estarse quieta”. Una vez terminó el confinamiento, Miranda fue saliendo con su progenitor de forma habitual a dar paseos con la bicicleta por los parajes de la zona.

Poco a poco le fue cogiendo más gusto a una práctica que le acompañaría, incluso, en sus vacaciones en familia. Tanto él como su padre decidieron ir a Francia a subir el Tourmalet en unas fechas en las que también aprovecharon para ver una etapa del Tour que pasaba cerca del lugar en el que se encontraban: “Me llamó un montón la atención la forma en la que la gente vivía este deporte a nivel profesional”.

Primera experiencia en un equipo

Superándose cada día y viendo que “mal no se me daba”, este pensó que podía dar el paso de adentrarse en un equipo ciclista. Entonces, contactó con el Club Turiaso (Tarazona) para probarse. Después de su primera sesión, el responsable del cuadro turiasonense, David García, decidió apostar decididamente por Rubén Miranda, ofreciéndole participar en una carrera en Estella ese mismo fin de semana. “Me quede en shock porque no sabía meterme en un pelotón ni coger un bidón de agua”, expresa.

Esa primera experiencia no le fue del todo bien al no poder terminar la prueba. No obstante, sus piernas y las sensaciones de su primera actuación le auguraban un futuro muy prometedor. Acumulando kilómetros en su bici, el olvegueño empezó a saber situarse con el resto de compañeros y a afrontar unas bajadas “que al principio me daban miedo”. De esa forma, fue haciéndose un nombre dentro de un deporte en el que finalizó cuarto en el Campeonato de Aragón de Contrarreloj como cadete o en el que consiguió, ya siendo junior, un segundo puesto en el Campeonato de Castilla y León de Crono. Asimismo, por equipos se impuso con el cuadro de Tarazona en la Contrarreloj de Tafalla.

Salto a un equipo nacional

En un nuevo paso en su carrera, dentro de la categoría sub-23, este se ha despedido del Turiaso para emprender una nueva etapa en el Zabalgarbi Cycling Team, un combinado que apuesta por ciclistas nacionales jóvenes con proyección: “Era un año complicado para mí porque a esta edad los equipos solo se fijan en los mejores del pelotón. Es decir, en personas que se quieren dedicar profesionalmente a esto. Sin embargo, este conjunto se apostó por mí por mis últimos resultados”.

Con esta oportunidad, Rubén Miranda espera completar una buena temporada. En ella, intentará demostrar que puede llegar a ser profesional y alcanzar su máximo sueño en este mundo de pedales: correr el Tour de Francia.

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