Apoyada en el principio de que “se cuida lo que se ama y se ama lo que se conoce” la hermandad vieve uno de sus mejores momento llevando la Semana Santa a los 365 días del año.
“Familia” y “amigos” esa son las palabras que más repiten los miembros de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz cuando se les pregunta qué significa para ellos su cofradía. La hermandad, que fue la primera en ‘desprenderse’ del Santo Entierro, cumple este año su 75 aniversario y lo hace plagada de actividades para celebrar y conocer la historia de una Cofradía que vive una época de ebullición apoyada en una banda de tambores en expansión y en un grupo de gente joven que ha traído una nueva forma de entender la Semana Santa.
Para celebrar estas bodas de brillantes la Cofradía ha publicado un libro, realizado una coqueta exposición y organizado diferentes charlas y conferencias. Este año, serán los protagonistas de la Semana Santa de la capital, siendo cofrades suyos tanto el encargado de abrir los actos con el Pregón como la encargada de clausurarlos quitando el velo a la Virgen el Domingo de Resurrección.
Para el futuro quedan los dos grandes actos de este aniversario, el día 6 de abril, coincidiendo con la fecha exacta de la fundación (aunque luego veremos que esto no es del todo así) se hará un gran evento con todos los cofrades en torno a una misa donde habrá homenajes a los más veteranos “y alguna sorpresa”. Para el mes de octubre se quiere preparar en Soria el I Encuentro Nacional de hermandades con 30 cofradías de toda España y expertos de primer nivel.
Pero más allá de exposiciones, libros y conferencias en este artículo vamos a conocer algunos de los secretos, anécdotas y curiosidades mejor guardadas de la Cofradía de Las Siete Palabras de Jesús en la Cruz de Soria.
“Yo, hermano cofrade, juro ante Dios y ante estos Santos Evangelios que toco con mi mano, cumplir los Estatutos de la Cofradía de las Siete Palabras de Jesús en la Cruz, al igual que las decisiones adoptadas por el Capitulo General y por la Junta de Gobierno. Si así lo hago, que Dios me premie y, ni no, que Dios me lo demande”. Así reza el juramento que realizan a los 15 años los cofrades que, en ese punto, pasan de hermano menor a hermano numerario. Un acto emotivo que se celebra el propio Viernes Santo ante el capítulo general (reunión de todos los cofrades).
Fue precisamente ese juramento el que sintió que le reclamaba Raúl Cacho cuando le propusieron ser Hermano Mayor de la cofradía. Lo hizo con una premisa, crear un Junta Directiva horizontal donde nadie fuera más que nadie y cada uno se encargase de aquello que más controlaba, y con una frase por bandera, “Se cuida lo que se ama y se ama lo que se conoce”.
Por ello se ha creado ‘El club de las 7 Palabras’ como un grupo infantil que realiza actividades durante todo el año (concursos, juegos, montaje de belenes) para que crear ese vínculo con la cofradía de los más jóvenes y para que creen su propio grupo de amigos. “A lo mejor no nos vemos todos los días, pero sabemos que somos amigos de verdad”, cuentan los más jóvenes. Cacho presume de ese valor humano y asegura que “el ambiente de la cofradía es difícil de igualar”.
Junto al club infantil, la banda de cornetas y tambores es el alma de la Cofradía. De los cerca de 380 hermanos cofrades que tiene, unos 70 forman parte de la banda. De ellos, 20 son la banda infantil, que procesiona detrás del paso titular. “Es por ahí por donde entran la mayoría de los cofrades, en muchos casos por herencia familiar” nos cuentan. Algunos lo hacen por herencia familiar, otros por convicción religiosa desde la parroquia del Salvador y los hay que reconocen que “simplemente quería tocar el tambor”.
Es “el núcleo fuerte de la cofradía” y “donde la convivencia es mayor”. Reuniones, quedadas y tradiciones actuales como bajar un jamón al ensayo general. Así, una banda que en 1997 solo tenía un toque, La Real, ahora cuenta con 7 toques principales y sus segundas versiones. Un viaje a la exaltación del tambor de Ágreda cambió su perspectiva y decidieron cambiar para siempre.
Junto a ellos procesionan dos cruces penitenciarias, que representan a los ladrones crucificados junto a Cristo, los dos pasos y – por supuesto- los 7 faroles que representan las 7 Palabras. El honor de portarlos normalmente pasa de padres a hijos y las palabras son leídas en balcones icónicos de la capital. Normalmente se trata de buscar un sacerdote que aún no lo haya hecho, pero las dificultades para encontrar estos hacen que ya sea posible (aunque nunca ha pasado) que las palabras las pronuncie una religiosa o un laíco.
El paso titular es el ‘Calvario de los Florines’, compuesto por el primer crucificado que se procesionó, de gran valor artístico, y dos tallas de altar, de menor calidad, que se incluyeron para dar mayor realce al paso y que debieron de ser completadas y rellenadas para darles tridimensionalidad. Desde 1999 le acompaña ‘La Exaltación de la Santa Cruz’ creada con motivo del 50 aniversario y siendo José Marcelo Reglero el hermano mayor. El paso es actualmente llevado a hombros por los cofrades, pero sus comienzos no fueron sencillos.
En una de las pruebas, los banzos se rompieron por el peso y se construyeron unos nuevos de hierro forrados de madera. Estos sí aguantaban, pero aumentaban considerablemente el peso de una cruz que ya de por sí era de madera maciza. Con un paso de 800 kilos, el Viernes Santos de aquel ya lejano 1999 fue “una auténtica locura” con costaleros que acabaron en el hospital y miembros de otras cofradías que, de paisano, tuvieron que meterse a ayudar para que el paso pudiera terminar la procesión. No fue la única aventura pues a la cruz original hubo que recortarle más de 20 centímetros en la base porque el paso diseñado no entraba por la puerta de Concatedral de San Pedro. Al final, entre unas cosas y otras, el paso se acabo sustituyendo por una réplica menos pesada y se cambiaron los banzos para un peso total actualmente de unos 360 kilos.
A finales de los años 40, la única cofradía de la capital, el Santo Entierro, realiza un llamamiento en la prensa para dar mayor lustre a la Semana Santa soriana. 8 voluntarios responden a la llamada y portan durante dos años el Cristo Crucificado. A ellos se les une Luis Fuentes Amezua y 50 miembros de Acción Católica para fundar la cofradía de las Siete Palabras un 6 de abril de 1949. Tan solo dos de ellos quedan vivos en este 2024; Perlado, uno de los primeros costaleros, y Sotillos, del medio centenar de miembros que llegó desde Acción Católica.
La fundación se hace a la carrera, con el objetivo de adelantarse a las Juventudes Antonianas (el otro movimiento católico vinculado al régimen de Franco) que estaba creado la Cofradía del Ecce Homo, que vería la luz un año después. Tanta prisa hay que la reunión fundacional es tan solo 9 días antes del Viernes Santo. El día antes de procesionar varios miembros cogen el autobús de línea para plantarse en la celebración del Jueves Santo en El Burgo de Osma y pedir al Obispo la bendición de la cofradía. A un día vista, el Obispo decide concederles permiso ‘Ad Experimentum’ y la cofradía logra el decreto final en marzo de 1950.
Inspirados por la Cofradía de las Siete Palabras de Zaragoza adoptan el color morado que comparten tanto la Cuaresma como las Juventudes Antonianas y el blanco, un color elegante y que representa la fe cristiana. Desde entonces la cofradía ha ido creciendo, en buena parte gracias a donaciones y prestamos de sus miembros, como las 30.000 pesetas que costaron cada una de las 7 palabras en los años 50.
75 años después, la Cofradía de Las Siete Palabra está más viva que nunca. Mirando al futuro un sueño imposible, sacar 7 pasos, uno por cada palabra, y dos reivindicaciones al Ayuntamiento, una mayor implicación para buscar lugares donde ensayar y un lugar para una exposición permanente que sirva para guardar y mostrar todo el patrimonio de la Semana Santa de Soria.