La solemne y siempre multitudinaria procesión del Miércoles Santo en la capital, que tiene como protagonista la imagen del Ecce Homo, ha acabado a la carrera. La lluvia ha irrumpido en la parte final del recorrido y los cofrades han tenido que apurar el paso para que la talla del siglo XVII llegase sana y salva a la concatedral de San Pedro. A las ocho de la tarde partía la comitiva del templo de Santo Domingo para iniciar su itinerario por el centro de la ciudad. El cielo amenazaba con precipitaciones, pero ha respetado el recorrido hasta el último tramo.