Artículo de opinión de Vanessa García, procuradora de Soria ¡YA!
No voy a mentir. El domingo 9 de junio las formaciones que nos coaligamos bajo el paraguas transversal de Existe esperábamos un resultado bastante mejor en las elecciones al Parlamento Europeo. No pudo ser. Teníamos un objetivo principal: conseguir al menos un representante en la Eurocámara. Éramos conscientes del reto, la dificultad de transmitir el mensaje desde una nueva marca, del escenario de crispación y ruido en el que se desarrolló la campaña, en la que hablaban de todo menos de Europa. Asumimos los riesgos que conllevaba presentar una lista a estos comicios. Pusimos por encima de cualquier obstáculo la necesidad de que la voz de la España vaciada y olvidada debía llegar a Europa para ser escuchada sin filtros ni intermediarios que tienen otros intereses y prioridades que no son los de esa España que no importa. Cometimos errores, eso está claro, y lo asumimos. Ahora toca aprender de ellos porque el camino que tenemos por delante es largo y complicado.
En unas elecciones se habla de “voto útil”, “voto del miedo”, “voto de castigo”, incluso de “voto con la nariz tapada”. También existe el “voto rebelde”. Y ese es el voto por el que optaron miles de sorianos el 13-F, el 23-J y el 9-J. Sin duda, un voto valiente. Es una forma de rebelarse en contra del olvido y abandono que no nos deja avanzar, que nos relega a ser tratados como ciudadanos de segunda desde hace casi 50 años. Pero el voto es volátil, lo estamos comprobando. Ser rebelde, reivindicar, ilusionarse, supone un ejercicio que puede llegar a ser agotador y frustrante porque no siempre da los frutos esperados. Por eso suele ser tentador volver a opciones más acomodadas. Es comprensible.
Pero si algo nos está quedando claro en esta aventura política es que, mientras unos anteponen los intereses de unas siglas, aunque eso suponga hundir una provincia, otros preferimos defender a nuestra provincia y a sus gentes, aunque eso suponga hundirse. Porque la realidad es que el futuro de Soria está en manos de los sorianos,y está llegando ese punto en el que cada vez tenemos menos que perder.
Está la opción de rendirse definitivamente, pero aún somos muchos los que preferimos seguir en la revuelta. ¿Quién dijo que sería fácil?