OPINIóN
Actualizado 29/07/2024 10:18:24
Alejandro Ramos

Artículo de opinión de Alejandro Ramos, secretario de NNGG en Soria.

Apenas sin darnos cuenta, hemos llegado a la mitad del año. Las vacaciones estivales ya están aquí. El verano es sinónimo de sol, playa y descanso; pero también de cerveza, terrazas y amigos. La desconexión es salud mental y, más si cabe, cuando venimos de un periodo especialmente estresante, donde la sobrepolitización, presente en nuestro país desde hace unos años, resulta ciertamente agotadora.

A pasar de que en verano es cuando menos tele se ve, se escucha menos la radio y se leen menos los titulares de prensa, estoy convencido que el ruido político, que venidos padeciendo últimamente, seguirá estando presente entre las conversaciones de barra del chiringuito. Desayunaremos, comeremos y cenaremos con las idas y venidas, los vetos y las discrepancias de unos partidos frente a otros, y así ¡no hay quién desconecte!

Tristemente, en España todo está politizado (y polarizado). Incluso aquello que une a la gran mayoría de los españoles, como es el futbol. Recientemente, hemos podido ver cómo, un equipo inadvertido inicialmente, reflejo de una sociedad variada y llena de talento joven, ha sido capaz de hacer vibrar a todo un país, consagrándose como la campeona de Europa por cuarta vez en su historia, y convirtiéndose así en la Selección con más títulos europeos.

La fiesta, la locura y la ilusión por la Roja, se desataron en las principales plazas de nuestras ciudades, Las bengalas, las banderas rojigualdas o los cánticos de ¡Viva España! estuvieron presentes en todo momento. Y, a pesar de ello, determinados partidos políticos, a lo suyo con la crispación. En esta ocasión, el color de piel de sus dos delanteros, su origen catalán y vasco, el saludo protocolario “a su alteza” (que no al Rey) o ciertos cánticos, fruto de la euforia del momento, enturbiaron una celebración que, a la postre, es histórica para nuestro país.

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