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Actualizado 05/08/2024 09:35:34

Se trata de un plan que se puede extender al resto de poblaciones por donde trascurre.

La pretensión es visualizar y difundir el trazado para evitar que quede en el olvido de futuras generaciones. Un plan presuntuoso extensible al resto de poblaciones por donde trascurre para dignificar el valor histórico de estas vías de comunicación como potencial turístico de rutas senderistas. Rutas, que si bien se proyectan con este fin, en ocasiones se confirman como diseño alternativo que no se ajustan a la realidad ni se correspondan con el trayecto real.

La red de infraestructuras estratégicas, carreteras o vías de comunicación, en el imperio romano fue inmensa. Hasta cuatrocientas de ellas la surcaron para movilizar con rapidez grandes efectivos por el ejército en la conquista de territorios agilizando el transporte de mercancías. De ellas 34 se construyeron en Hispania. durante su permanencia. El llamado Itinerario de Antonino es un documento de la Roma antigua, se cree redactado en el siglo III, en el que aparecen recopiladas las rutas del imperio romano. Precisamente este emperador romano del siglo II es el que da nombre a la calzada entre Clunia y Uxama y se corresponde con el número XXVII del nomenclátor, al que se le suele aludir también como Senda de los Moros o de las Brujas. Esta última acepción ha sido la más utilizada entre los habitantes de la población de Quintanilla de Tres Barios.

El historiador, erudito investigador y arqueólogo en calzadas romanas, Isaac Moreno Gallo, quien ha forjado un sinfín de trabajos concernientes a este tipo de construcciones civiles, critica abiertamente el estado, la situación y el devenir de estos caminos por el trato concedido. Muchas de estas calzadas son en la actualidad usurpadas por el cultivo agrario o la construcción de modernas vías de comunicación (carreteras, autovías y autopistas). En su opinión las calzadas romanas no se estiman inferiores a las faraónicas pirámides.

El itinerario del trazado por el término Quintanilla de Tres Barrios se halla entre las divisorias de las mojoneras de Osma y Matanza de Soria. “El camino sale de Osma por el collado del Cerro de la Nevera, en dirección a Quintanilla de Tres Barrios, por una orografía difícil siempre por los collados más bajos para lograr pendientes aceptables para una buena carretera”. (Moreno Gallo, Isaac. La Defensa Telegráfica de la Frontera Califal del Duero. Atalayas y vías romanas en el siglo X., p.174). Desde esta ubicación se inicia el trayecto. Encrucijada de caminos de la vía romana y la Cañada Real Occidental Soriana, que bordea el límite fronterizo con el de Alcubilla del Marqués hasta la torre vigía, desde la que se divisa una inmensa panorámica en rededor, como quedará constatado.

En tiempos remotos, en el entorno hubo parajes conocidos como las Muelas de Bernabé y la Cordillera del cuento de las Muelas de Herrero, que a buen seguro podría corresponderse con la actual Valdecastilla, punto culminante del término. A escasa distancia del lugar se halla el paraje de Las Chorreras, relieve erosionado en la pendiente de un morro o ribazo recortado por escorrentías de agua que forman pequeños desfiladeros o gargantas con una estructura fotogénica original en forma de crestas o lenguas de arcilla.

Discurre la calzada por el actual camino de El Burgo de Osma, en su día Camino Real, por zona alta y terreno abrupto, parajes de La Cuesta y Las laderas, muy transitado en el pasado por las gentes de Quintanilla de Tres Barrios cuando llevaban a vender ganado y otras mercancías al mercado sabatino de la villa episcopal. Y de paso, si se había cumplido el objetivo de las ventas, comprar lo preciso y comer una cabeza asada en la popular casa de comidas de Los Caliques. O un buen pedazo de escabeche y porrón de vino en la taberna de la Casa de la Sal. Recuerdos imborrables de peripecias en el trayecto.

En la zona baja de la pendiente, la ortofoto del itinerario desplaza la calzada hacia la derecha, que subyace separada unas decenas de metros y longitud de cuatrocientos metros por tierras de labrantío hasta la actual colada de La Umbría. Aquí salieron a la luz restos visibles de piedras, algunas talladas, del firme de la calzada, junto al cruce del arroyo del Torderón, en las proximidades de La Calzadilla.“Es en el cruce del arroyo del Torderón, en ambas márgenes donde la vía romanase delata labrada en la foto aérea, particularmente en la ortofoto del PNOA de 1999. Incluso en la foto que en internet muestra Google Earth en enero de 2009, pueden verse las gravas de la vía labrada en esta zona con toda claridad. En esta zona se encuentra el lugar llamado de la Calzadilla, según comunicación oral que nos han transmitido los lugareños”. (Moreno Gallo, Isaac p. 174). Sobre el terreno no se han llevado a cabo catas o cortes de capas. En este punto cruza la corriente de agua por el paraje de El Canalizo para continuar por este camino en dirección a las Eras del pueblo.

Vestigios de la historia de Quintanilla de Tres Barrios en este enclave. De las varias acepciones del vocablo “Quintanilla”, dos de ellas justifican mejor su fundación: asentamiento junto a una vía romana, o pago de la quinta parte de los frutos recogidos (reino suevo). Aproximadamente a 200 pasos (300 metros) de la ubicación del pueblo, zona este, se hallan dos referencias toponímicas, conocidas en el pasado como El Palacio y La Aldehuela. Muy probablemente se trataría de calificativos popular para designar a una villa romana o sueva y al caserío donde habitaban las personas, campesinado, que trabajaban el patrimonio de los terratenientes (supuesto suevo). Es muy posible que ambas ubicaciones se hallasen en el entorno del paraje de La Calzadilla de las Eras de Arriba, referencia encontrada en algún documento.

El tramo de la calzada entre Clunia y Uxama fue el trayecto seguido por las huestes del Cid camino del destierro.“A partir de Zayas de Báscones hay un verdadero laberinto de caminos. Para elegir el más verosímil tenemos que tomar como punto de referencia el paso por Quintanilla de Tres Barrios, como diremos. Según esto, el Cid pudo tomar el camino de San Esteban de Gormaz para abandonarlo un poco antes de atravesar el río Madre y dirigirse a Matanza o seguir el camino de las Lagunas que coincidía con la antigua Calzada Romana que no abandonaría ya hasta Quintanilla de Tres Barrios. La Calzada Romana, sin entrar en Villálvaro, se dirigía a Matanza y de aquí a Quintanilla de Tres Barrios, y por las eras del pueblo a Osma. Pero en Quintanilla de Tres Barrios, el Cid abandona la Calzada para dirigirse a Alcubilla del Marqués, la Alcubilla del Cantar. En efecto, en las mencionadas eras de Quintanilla de Tres Barrios hay una bifurcación: la Calzada Romana se dirige al E. por la Atalaya de Quintanilla, sobre una loma, para descender luego y desembocar en Osma, cerca del Alto de las Minas, donde se puede ver todavía un puentecillo romano, que salva una pequeña vaguada; y otra que sigue más hacia el SE, en las afueras de Quintanilla de Tres Barrios. Este camino de SE se bifurca a su vez en dos: uno a Pedraja de San Esteban y el otro, el que sigue el Cid, escalando unas lomas para descender luego hasta Alcubilla del Marqués… Siguiendo este camino pasa el Cid por la izquierda de San Esteban, a unos 4 ó 5 kilómetros. "De ahí la apreciación del verso 397: De siniestro, sant Estevan una buena cipdad.”(Riaño, Timoteo; y Gutiérrez, María del Carmen. Itinerarios cidianos en el Cantar de Mio Cid. II.- Itinerarios del destierro, pp. 25-26).

Al respecto del comentario citado, precisar que el trayecto de la calzada romana descrito a partir de las Eras se dirige hacia el Este, pero hay un error de precisión puesto que la calzada queda a más de dos kilómetros de la Atalaya. Desde las Eras baja, en el mismo sentido que el tramo anterior, por el actual paraje de La Carrerilla, cruza el arroyo del Torderón y pudo bordear la senda de la corriente de agua hasta la actual Ermita de Nuestra Señora de la Fuente (como tal aparece en documentos antiguos) donde tomaría el camino de Alcubilla. Otra opción, quizá más factible, pudo ser cruzar el arroyo y seguir por el paraje de La majada de los bueyes, cuyo trayecto iba a desembocar al camino de Alcubilla del Marqués, muy utilizado hasta que se llevó a cabo la concentración parcelaria. Siguiendo la ruta cruza la Cañada Real enclavada a escasa distancia de la mojonera, dejando la Atalaya a su derecha, a poco más de un kilómetro.

“Las últimas descripciones de este camino, probablemente las más acertadas hasta hoy, gracias a un mejor análisis lingüístico demuestran la extraordinaria exactitud geográfica de la posición de las poblaciones de la época respecto a la trayectoria del paso del Cid (Riaño y Gutiérrez, 1998, Vol. II: p. 277). Efectivamente, según el manuscrito correctamente traducido, San Esteban de Gormaz quedaría a la derecha de este paso. Osma y todas sus atalayas (allí son las torres que moros las han) quedaría a la izquierda. De forma que, en un momento dado, se abandona la vía romana de Clunia a Uxama dando un quiebro para pasar junto al sitio de Alcubilla del Marqués y dirigirse al paso del Duero en Navapalos.

La Carretera de los Moros la abandonarían tras atravesar la serrezuela de Quintanilla de Tres Barrios. Desde el lugar de la Carrasquilla, se dirigiría al sur para pasar por Alcubilla del Marqués y entrar ya en territorio musulmán, como lo indica la propia narración.” (Moreno Gallo, La defensa telegráfica…. El camino del Destierro del Cid y su geografía, pp. 251-252). El topónimo de la Carrasquilla al que hace alusión se corresponde con El Carrascal, junto al camino de Matanza de Soria, dirección de la que vendría tras cruzar el límite por el Portillo del mismo nombre. A un kilómetro a la derecha se halla el paraje de La Torrecilla, (probablemente no construida en el 1061) altozano en cuya base se hallaba una gran laguna de agua, evaporada por los años 60 del siglo pasado.

“La Atalaya de Quintanilla de Tres Barrios tiene un control excepcional de gran parte del trazado de la vía romana entre Clunia y Osma. Ofrece una gran visibilidad respecto a otras atalayas y un extraordinario control en su cuenca visual de las dos de las más importantes vías romanas de esta zona. En particular, la vía romana entre Clunia y Osma, de la que controla una gran longitud y también de la vía romana entre Osma y Tiermes, a la que visibiliza en el paso del río Duero, en todo lo ancho de la vega de este río. Sería la primera en visualizar cualquier algarada cristiana que penetrase en territorio musulmán por aquí, por la extraordinaria carretera que entonces representaba la vía romana de Clunia a Osma, camino que desde entonces hasta hoy se conoció como la Carretera de los Moros. No en vano, esta atalaya representa una de las del extremo norte de la frontera califal”. (Moreno Gallo, p. 109)

Desde las eras del pueblo, la vía romana transcurre en parte por un tramo descendente por la Senda del Val, cruza el arroyo del Monte o de la Estacada, sigue por el paraje del Pradillo y continúa en línea recta por el antiguo Camino de Matanza (CarraMatanza), subyaciendo por tierras de labranza, flanqueado por los parajes de El Carrascal y El Navazo hasta desembocar en el actual camino de Matanza hasta su mojonera.

La mayoría del trayecto transcurre por caminos transitables, lo que posibilita pisar sobre tierra firme en cuyo subsuelo de zahorra, cantos y piedras rodadas quedarán sepultados los restos imperecederos de estas legendarias vías de comunicación. No obstante hay dos tramos que se hacen invisibles, sepultados por terrenos de labranza, aunque las generaciones pretéritas fueron conocedoras de parte de su vestigio. Ambos pueden realizarse por rutas alternativas circundantes sin demasiada distancia ni rodeo. Uno y otro se hallan próximos al cruce de ambas arroyos, cuyo paso se hace inaccesible. Tal supuesto debería ser subsanado por la Confederación Hidrográfica del Duero (uno de ellos bastante transitado y en su momento solicitada la obra) para facilitar la accesibilidad.

Para el marcaje del tramo se han utilizado una decena de postes indicadores colocados estratégicamente en puntos de intersección de caminos y cambios de trayectoria con la indicación: CALZADA ROMANA Nº XXVII. Y el mensaje: RUTA DEL CID EN EL DESTIERRO en aquellos que transitaron hasta las Eras del pueblo.

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