Sin duda, lo más importante es el cariño y "echarle horas".
Las fiestas del Mejillón de Cabrejas del Pinar no son unas fiestas cualquiera. Cuando dieron sus primeros pasos, allá por la década de los 70, apenas consistían en una merienda de picoteo (con latas de mejillones en escabeche y otros tentempiés variados) que ponían sobre la mesa los forasteros que veraneaban en la localidad. Actualmente, unos 50 años después, la celebración no ha parado de crecer y abarca cuatro intensos días que tienen el punto álgido durante el tercer sábado de agosto.
Quizá la decisión más importante para estas fiestas fue la de sustituir esas primigénias latas de conservas por mejillones gallegos frescos de la más alta calidad. "Hay que limpiarlos y cocerlos, una tarea laboriosa pero que permitió que la fiesta crezca hacia algo mucho más elaborado y llegue hasta nuestros días como toda una tradición de la cultura cabrejana", explica Daniel Soria, uno de los organizadores de la fiesta del Mejillón.
Elaborar 650 kilos de este manjar gallego no es tarea sencilla, aunque después de dos décadas para Daniel Soria ya esté todo prácticamente automatizao. Lo primero, obviamente, es contar con una materia prima a la altura. La pescadería del pueblo encarga los mejillones a los que más saben, los gallegos. Llegan a la comarca de Pinares el viernes anterior a la fiesta y, ese mismo día, todo el pueblo se involucra en su limpieza. "Se acercan con sus cuchillos hasta la fuente de los Seis Caños y nadie se rinde hasta completar la tarea", señala Soria visiblemente orgulloso de las 500 personas que apoyaron en una labor que se extendió durante más de tres horas.
Esta mañana, ha tocado madrugar después de la fiesta. A las 07:00 horas ha sonado el despertador de los cocineros. Para que la receta salga redonda lo primero es cocer los mejillones. "Esto, a la vez que asegura que no se estropee el producto, nos permite tener caldo para dar el sabor característico a la salsa de tomate", cuenta Daniel Soria.
A las 11:00 horas, y ya en el refugio del paraje de El Cubillo, se pica la cebolla y el ajo para un sofrito contundente que aporte sabor. Se le añade tomate triturado y manzana y acelga para espesar (estas sustituyen a los cacahuetes de antaño para evitar reacciones alérgicas). A las 14:30 ya está la salsa lista, se vierte sobre los mejillones y se comienzan a llenar las cazuelas de todos los que guardan su turno en rigurosa fila india.
Daniel Soria nos confiesa que la fiesta del Mejillón es gratis, pero también recuerda que los gastos son "importantes" pues "solo los mejillones y el resto de ingredientes suponen el desembolso de 3.500 euros". Por ello, la organización reparte café y copa tras la comida y se admite "la voluntad" de los comensales. Estos suelen ser generosos y sus aportaciones sirven para "salvar los gastos" de esta jornada y de diversos eventos de los cuatro días festivos.