Ajenos a la estadística, los estudiantes aprovechan el tiempo estival para trabajar por primera vez. En Soria, no había un paro tan bajo desde el último trimestre de 2007.
Aunque las cifras de paro han caído durante cinco meses consecutivos en España, Soria rompió en julio la dinámica laboral positiva. Ese mes, la provincia registró 53 parados más y finalizó con 2.418 sorianos desempleados. Sin embargo, el dato positivo es que Soria acabó con 186 parados menos que hace un año, una reducción del 7,14%, según los números dados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Por otro lado, la última Encuesta de Población Activa (EPA) indica que la tasa de paro en Soria es del 4,15%, la más baja del país, lo que puede considerarse -técnicamente- como pleno empleo. No había un índice tan bajo desde el último trimestre de 2007, lo que no evita que haya 1.900 personas que no trabajan en la provincia. El número de sorianos en edad de trabajar, es decir, mayores de 16 años, suman 78.100, los mismos que el trimestre anterior y 1.700 más que hace un año. De esa cifra, 44.700 son la población activa, 200 menos que el trimestre anterior y 2.500 más que hace un año. En este sentido, cabe destacar que la tasa de actividad se eleva hasta el 57,22%.
En términos de género, las mujeres suponen una proporción mayor entre los desempleados de Soria: 1.046 hombres buscan trabajo frente a 1.372 mujeres. Y hay 281 parados menores de 25 años, todavía dentro de la línea roja del 10% del total provincial. El número de desempleados se concentra en el sector servicios: 1.636.
Pero más allá de la fría estadística, hay jóvenes estudiantes que tratan de abrirse camino -por primera vez- en el complejo mundo laboral de Soria. Y ganas e ilusión no les falta. Sergio Carrascosa, Natalia Arche, Nicolás Muro y Jesús Gallardo disfrutan este verano de su primer empleo. Sergio está realizando unas prácticas relacionadas con Ingeniería Civil. Los tres restantes se están sacando algo de dinero. Los cuatro quieren aprender, tanto sobre su carrera como respecto a otros ámbitos laborales. Desean tener una experiencia que -en un futuro- les sirva de aprendizaje para dedicarse a lo que más les gusta.
Las expectativas son algo de lo que todos hablan, ante esta primera experiencia laboral. Para alguno son nulas, ya que -así- el no tenerlas te salva de que, si algo sale mal, te lleves un disgusto o que te desmotives. Las de los demás son conseguir y encontrar un buen ambiente de trabajo en el que estar cómodos con sus compañeros.
Ganar dinero propio por tu esfuerzo es una nueva sensación muy gratificante para los jóvenes. Algo que destacan todos menos Sergio, que está realizando prácticas no remuneradas. No tener que pedir dinero en casa “merece la pena”. Lo que sí que tienen claro estos jóvenes y noveles trabajadores es que, con su incorporación al ámbito laboral, se han acabado los veranos en los que se puede hacer cualquier viaje o plan con los amigos. Ahora, lo que toca preguntar es “¿Qué día libro o descanso?”.
“En mi carrera de Ingeniería Civil no hay prácticas curriculares, por lo que he decidido buscarlas en verano para, antes de acabar los estudios, haber visto algo práctico sobre el mundo de la construcción”, apunta Sergio Carrascosa. Lleva cuatro semanas en la empresa y, “sobre todo, estoy aprendiendo organización en la obra; la gestión con proveedores, con las cuadrillas de trabajadores y con los promotores”, dice.
Iba sin ninguna expectativa a la hora de empezar, ya que los dos veranos anteriores había trabajado en la hostelería, en un bar de Soria. “No me gusta, en general, ir con expectativas a ningún sitio, que luego te llevas disgustos”, cuenta. “Lo que más me gusta de esto es que es un bien común, todas las obras que se están llevando son de carácter público, y que sirvan para mucha gente es algo que me encanta”, considera. Por otro lado, algo que cambiaría es que, muchas veces, “se mira más por el dinero, aunque entiendo que es todo un negocio y que si no da dinero no es rentable”, matiza.
Según Sergio y como consejo, “para comenzar un nuevo trabajo, lo primordial es tener ganas y mucha actitud, que al final eso es imprescindible para cualquier empleo, porque nadie nace sabido, hay que aprender poco a poco”.
Natalia Arche ha buscado un trabajo temporal para estos meses de verano. Está estudiando Medicina y compaginar trabajo y estudios le resulta incompatible. “Siento que estoy aprovechando el tiempo de vacaciones y me noto útil al poder estar ganando mi primer sueldo”, comenta.
Iba sin expectativas de ningún tipo, aunque sí es como lo esperaba. “De vendedora estás todo el rato cara a cara con el cliente, y me ha sorprendido el buen ambiente y la colaboración que hay entre los compañeros. Me siento muy apoyada por ellos”, subraya. Ha aprendido habilidades sociales, así como a ser muy paciente con las personas, ya que “no todo el mundo te trata como tú le tratas”.
Aunque lo que Natalia quiere es ser médica, ver el ambiente laboral en otros sectores también le ha parecido muy enriquecedor e inspirativo, “la motivación no va a ser la misma todos los días, algunos días es más y otros menos”.
“Nuestra generación tiene tanto ventajas como desventajas a la hora de entrar en el mundo laboral. Ahora tenemos las redes sociales, que nos ayudan muchísimo, aunque también contamos con una gran competitividad entre nosotros, tanto en la universidad como en el propio ámbito laboral”, concluye Natalia.
“Mis expectativas eran tener buen ambiente de trabajo, además de adquirir experiencia”, dice Jesús Gallardo, estudiante de CAFYD (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte). Trabajar en una fábrica me ha resultado curioso, “y me ha sorprendido gratamente. Han sido muy amables y han intentado ayudarme en lo que han podido”, manifiesta. Hay días con más producción o menos personal, “lo que puede generar algo de estrés, aunque yo no me siento muy estresado”, dice. “Como no estoy asignado a un área fijo, cada día hago tareas distintas”.
Ha aprendido diversas competencias, como manejar la transpaleta, administrar los palés en las cámaras y otras tareas que podrán servirle en futuros empleos. “Estoy desarrollando habilidades relacionadas con la distribución y otras actividades específicas del trabajo en la fábrica”, apunta Jesús.
Cree que este trabajo le ayudará positivamente en el futuro, “me está dando mucha confianza en mí mismo, experiencia y una formación que podrían serme útiles”, asegura.
“Al empezar en tu primer trabajo, al principio es normal sentirte perdido o trabajar más despacio. Es una situación que la gente lo entiende y lo acepta, así que no te debe presionar demasiado”, concluye.
Nicolás Muro tiene 18 años, va a iniciar los estudios de Podología y se siente muy bien en su primer trabajo, consiguiendo dinero para poder comprarse sus ‘cosas’ y sin necesidad de pedirle a sus padres. “Voy a trabajar solo en verano, ya que voy a estudiar un grado a partir de septiembre”, anuncia. “No tenía muchas expectativas, solo necesitaba aprender a descargar y a usar el toro, aunque no me esperaba tanto cansancio físico, me he tenido que adaptar mucho”, reconoce.
Ha valorado que todo esfuerzo tiene su recompensa y que hay que pasar por diferentes desafíos para aprender. “Un día tuvimos que descargar dos camiones enteros entre solo tres personas, fue difícil”, recuerda. Está desarrollando habilidad tanto de fuerza como de resistencia, algo que también le ayudará en un futuro cuando se enfrente a otros retos.
“La mayor parte de los jóvenes de mi edad no ven el mundo laboral desde tan cerca, ya que están de vacaciones o esperan algún año más a empezar a trabajar. Además, con las nuevas tecnologías, las opciones laborales estan cambiando”, remarca. Lo más motivante para él ha sido poder ganar su primer sueldo, adaptándose a todo y teniendo, como meta principal, “aprender mucho y trabajar el doble”.