PROVINCIA
Actualizado 04/09/2024 11:41:27

Las explotaciones ganaderas Moncayo Ecológico y TuVaka Tribu, gestionadas por los jóvenes ganaderos y emprendedores Jorge Conte y Rodrigo Muñoz, respectivamente, han recibido la autorización de la Junta de Castilla y León para usar las Zonas de Protección para la Alimentación de Especies Necrófagas (ZPAEN).

Ubicadas a los pies del Moncayo, en Noviercas, dos explotaciones ganaderas, Moncayo Ecológico y TuVaka Tribu han optado por un modelo de ganadería regenerativa, que respeta los ritmos naturales y mejora la salud del suelo. Con las nuevas autorizaciones, ambas no solo contribuyen al mantenimiento de ecosistemas locales, sino que también juegan un papel crucial en recuperación del hábitat natural alimentario de especies carroñeras amenazas, prioritarias a nivel nacional e internacional, como el alimoche común, el quebrantahuesos, el buitre negro, el águila imperial o el milano real.

Al depositar los cadáveres en el monte, ofrecen alimento natural para estas aves y otras especies carroñeras, ligadas a la ganadería extensiva desde su aparición, hace más de 10.000 años, contribuyendo a la recuperación del equilibrio ecológico.

Vínculo entre ganadería extensiva y las necrófagas

La ganadería extensiva ha tenido históricamente una relación simbiótica con las especies necrófagas. Antiguamente, los cadáveres de animales que morían en el campo eran un festín para las aves carroñeras y otras especies. A su vez, ese festín en el monte suponía la eliminación de posibles focos de infección. Pero con la aparición de las EET (Enfermedades Espongiformes Transmisibles), este vínculo se rompió, provocando un enorme y generalizado descenso del alimento disponible que afecta gravemente a estas especies, cuya supervivencia depende, de la aparición de carroñas dispersas en el territorio.

Debido a la prohibición de depositar animales muertos en el campo y, principalmente, a la desaparición (en aumento) de la ganadería extensiva, sigue siendo necesario el aporte continuado de alimento en comederos vallados (muladares) aunque se ha observado que la presencia continuada de alimento en los mismos lugares no resulta un modo de alimentación natural para estas especies, según indican en la Asociación Aragonesa para la Conservación de la Biodiversidad (ACOBIJA)

Por eso, a través del programa ZPAEN Sistema Ibérico, desarrollado e impulsado por esta agrupación, se trabaja para recuperar este equilibrio perdido. El plan es simple: colaborar con ganaderos para que vuelvan a dejar los restos de animales en el monte, permitiendo a las especies carroñeras mantener sus hábitos naturales y conservar su independencia.

También se busca fortalecer la conectividad ecológica dentro del corredor biológico del Sistema Ibérico. Esta conectividad, que se refiere a la capacidad de los animales para moverse libremente entre diferentes hábitats, es fundamental para que las especies carroñeras encuentren puntos de alimento y descanso mientras se desplazan en busca de nuevos territorios, pareja o durante sus migraciones.

Servicios ecosistémicos de la ganadería regenerativa

Según apuntan en ACOBIJA, la ganadería regenerativa no solo es ecológica, sino que se trata de una solución innovadora para distintos problemas que afectan al medio ambiente. "Con su enfoque holístico, basándose en la imitación de los procesos naturales, esta forma de producción mejora la fertilidad del suelo al fomentar la formación de materia orgánica, lo que convierte los campos en auténticos oasis de nutrientes", apuntan.

En el colectivo, por otra parte, niegan que el ganado sea uno de los culpables de las emisiones de carbono. "Con un manejo adecuado, en lugar de emitir CO2, los suelos regenerativos pueden llegar a capturar carbono. Y en cuanto al agua, esta práctica optimiza la retención y su calidad, reduciendo escorrentías y evitando inundaciones así como mejorando la resiliencia ante las sequías, mientras mantiene nuestros ríos y arroyos más limpios que nunca", explican.

Producción de alimentos saludables y sostenibles

La agrupación promotora significa también que la ganadería regenerativa tiene a mayores un impacto positivo en la salud humana y en la economía rural. Los productos de estas explotaciones, como carne y derivados, son de alta calidad y ofrecen un perfil nutricional superior.

Gracias a prácticas que priorizan el bienestar animal y el respeto a los ciclos naturales, estos productos están libres de químicos y antibióticos, ofreciendo una opción más saludable para niños y adultos. Además, al elegir estos productos, "no solo se está optando por una alimentación más sana, sino que también se apoyan el desarrollo económico de las zonas rurales, ayudando a mantener paisajes vibrantes y fomentando la biodiversidad local", apuntan.

Por último, en ACOBIJA concluyen que la ganadería regenerativa "no solo salva el día para las especies necrófagas y el medio ambiente, sino que también mejora nuestras mesas y apoya a las comunidades rurales. Es una verdadera victoria para todos".

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