PROVINCIA
Actualizado 15/09/2024 20:56:08
Pedro Calavia

Los primeros pasos del otoño, además de seteros, ofrecen otro tipo de alternativas en la provincia. Esta, más auditiva, más estremecedora y más estratégica. Aquí contamos las claves para esta temporada.

Ya inmersa la provincia de Soria en el compás de otoño, llegan otras experiencias, además de las micológicas, como la berrea del ciervo, muy próxima ahora. Aunque puedan ser escuchados los primeros bramidos estos días, son, sobre todo, la antesala a la intensidad que el instinto de reproducción pone, en los montes sorianos, a la llegada de una puesta en escena, quizá más auditiva que visual, en lla geografía provincial. No solo por la llamada y los sonidos guturales de estos animales, sino también por la resonancia del choque de las astas, efímeras defensas cada temporada, que miden a los ejemplares machos más fuertes para abrirse paso en la reproducción y la continuidad de sus genes.

La 'explosión' de esta puesta en escena será, con toda la probabilidad, entre los días 20 y 24 de este septiembre, aunque siempre, en Soria, las fiestas patronales de la ciudad, en honor a San Saturio pautan un compás, marcado en el calendario, para los observadores campestres que atisban, y otean, los montes en búsqueda de este espectáculo.

Soria Noticias se ha puesto en contacto con José Ramón González, ingeniero agrónomo y gestor de un buen puñado de cotos en la provincia soriana. Siempre con las debidas cautelas, insistentes, porque no se trata de una matemática que deba de ser cumplida en fechas y horas, considera que este año la berrea pueda ser algo más intensa, por las lluvias recientes del estío, aunque el proceso, en tiempos con menor generosidad de las precipitaciones, también se producen.

Tierras Altas, El Valle, La Rinconada, y cómo no, la reserva cinegética de Urbión son algunos de los escenarios donde es, de costumbre, donde se observa este fenómeno animal. Aunque no se fíen, el telón no se abre a cualquier hora. Paciencia, silencio y ojo al viento. Los prismáticos, también, aunque no son garantes o talismán para disfrutar de este fenómeno.

Viento

El aire, sí, es uno de los puntos fundamentales a tener en cuenta. "Hay que tener claro que, sobre todo las ciervas, ahora en celo, huelen presencias ajenas a kilómetros, mientras que ellos, no tan precavidos, se suelen olvidar de todo aquello que tienen alrededor". Por eso, se hace indispensable no estar "de cara", con el viento a la espalda, hacia ellas, porque denotarán que estamos rondando por allí, lo que les hará huir, perdiéndolas de vista, y, por ende, la de los ciervos, verdaderos protagonistas igualmente.

Estos, por otro lado, en estos días, como refiere González, impulsan con violencia su afán reproductivo, y aunque en la enorme mayoría de los casos se pueden encontar en sus galopadas con humanos, son contados los casos donde se han dado incidentes de lesiones en personas. "No es lo habitual", conviene en decir el ingeniero.

Horario

El ciclo de celo en las ciervas hace que sus hormonas sean excretadas con mayor intensidad coincidiendo con la merma de la luz natural, por lo que el olor de estas sustancias, muy perceptible para los machos, los llame a acercarse a ellas durante el atardecer, por las noches y la madrugada. "Es una respuesta lumínica: no lo digo yo, está comprobado científicamente", indica González.

Es en esos compases cuando la berrea cobra intensidad, y también visibilidad, sobre todo porque las hembras acuden a bebederos y manantiales, algunos de ellos abiertos a la vista, fuera de la espesura del monte que las hace invisibles. A partir de ahí es cuando suelen aparecer los machos. Su bramido se hace patente, y las rivalidades se demuestran con el choque de astas en sus peleas. Algunas a cielo abierto, otras entre árboles y discretas al ojo, aunque no al oído.

Para los no expertos, como es el caso de quien relata estas líneas, es aconsejable prescindir de los sonidos que emiten los machos más jóvenes, a cualquier hora del día, que buscan esa pelea por disputar hegemonías no conquistadas. Las batallas, de siempre, se libran en su tiempo y a su debida hora.

Caza

La berrea lleva también a que sea precisa una selección de animales para evitar la consanguinidad. Prácticamente concluida esta, los machos que han sido catalogados con una mayor reproducción son cazados, manteniendo de este modo evitar la degeneración de los grupos y, a la vez, dar continuidad a la variedad en la descendencia.

Conviene reseñar aquí que se hace necesaria la precaución y el respeto a las señalizaciones que indican el tiempo venatorio para evitar accidentes.

Y sí, hay campo para todos.

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