El alcalde recuerda que a las obras aun les queda más de la mitad y pide esperar para valorar los resultados. Asegura que cuando el consistorio las recepciones estarán en “perfecto estado de revista” y que si hay fallos se les pondrá solución. Señala que las rotondas ya están dando una fluidez “clave” al tráfico de la ciudad.
Maceteros y bordillos que impiden abrir la puerta del copiloto de los coches aparcados, carriles demasiado estrechos, semáforos ubicados justo en la salida de las rotondas, eliminación de plazas de aparcamiento… esas son algunas de las críticas que muchos vecinos de Soria anticipan de las obras de las travesías.
Y es que, más allá de las molestias propias de una obra de semejante cuantía económica, que durará dos años y que afecta a todas las entradas y salidas de Soria, las travesías son ahora mismo el principal tema de conversación en Soria. El alcalde de Soria, que ha vuelto a pedir disculpas por las molestias, se ha pronunciado hoy sobre estas quejas.
“Yo pediría dejar trabajar a los ingenieros”, señalaba Carlos Martínez quien señalaba que esta es una obra “abierta” y de la que “opinamos todos” y no solo aquellos que tienen mucho para ver obras. Por ello pide “ver cómo se rematan y cómo finalizan” unas obras que terminaran para finales de 2025 y a las que les falta más del 50%. Algunas zonas Eduardo Saavedra van más avanzadas o, sobre todo, la Avenida Valladolid mientras otras como la carretera de Logroño apenas acaban de empezar.
El alcalde ha señalado que aun en proceso de obras “las rotondas están dando una fluidez al tráfico de la ciudad absolutamente clave”. Recuerda Mínguez críticas similares cuando se construyó la rotonda de Odón Alonso (en el alto de la Dehesa) o los vaticinios de que no cabrían dos vehículos en Nicolas Rabal (la calle de la Biblioteca y el San Andrés).
Por ello pide “tranquilidad” porque el consistorio solo recepcionará las travesías “cuando estén en perfecto estado de revista” y “con todos los inconvenientes que puedan surgir arreglados”.