Artículo de opinión de Eder García, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Soria.
Como cada 25 de noviembre, saldremos a las calles para reivindicar el fin de todo tipo de violencia hacia las mujeres por el hecho de serlo, cuyo origen es el machismo estructural de nuestra sociedad y que asesina, viola y somete a más de la mitad de la población.
Suele decirse que el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo. Todavía queda muchísimo trabajo por delante para concienciar a la ciudadanía en general de que la única vía de liberación de las mujeres es la igualdad real y efectiva. Es un proceso colectivo, pero fundamentalmente personal: debemos examinarnos y descubrirnos en todas las actitudes machistas, pues todas ellas contribuyen al sometimiento de las mujeres en mayor o menor medida.
Es un proceso difícil y costoso, especialmente para los hombres, que debemos ser exigentes en nuestro examen personal para hacer una renuncia necesaria de los privilegios que ostentamos. Debemos recorrer este camino hacia la igualdad, principalmente, por ser una cuestión de justicia, pero, además, porque la erradicación del machismo también nos beneficia.
Liberarnos de un modelo de masculinidad frágil, tóxico y reduccionista es una ventaja que el feminismo trae para los hombres. Por ello no debemos dejar de trabajar en educación desde edades muy tempranas, intentando evitar que las generaciones más jóvenes de hombres adultos sientan la agenda feminista como una agresión frente a la que reaccionar y contra la que construir su identidad adulta y sus relaciones con las mujeres.
Las cifras de mujeres asesinadas y violentadas son dolosamente elevadas, evidenciando que queda mucho por hacer, pero debemos pensar en todo el camino recorrido. Afortunadamente, las violencias machistas están siendo extirpadas hacia es escenario público desde la esfera privada, se producen más denuncias y la sociedad se va sumando paulatinamente a la defensa y apoyo a las víctimas.