Los de Alberto Toribio comienzan la segunda vuelta deshaciéndose de uno de los dos rivales a los que todavía no habían vencido este curso.
No había olvidado Grupo Herce Soria la derrota de la primera vuelta ante Grupo Afonso San Roque, ya que los de Toribio plantearon un encuentro intenso, sin apenas fisuras, con el que lograron un contundente 3-0 (25-16, 25-19, 25-20). Y eso que de inicio los canarios ya demostraron que no son un rival cómodo, con un bloqueo omnipresente, capaz de tocar el balón en casi todas las acciones, y una recepción de gran nivel. No obstante, los de Toribio, dirigidos por Arjones, demostraron tener las uñas bien afiladas y un alto nivel de activación, que dio un volumen de juego que se antojaría clave.
En el primer set el duelo comenzó con igualdad hasta el punto siete. Sin embargo, la igualdad que cabía prever por la propuesta de unos y otros en esta primera fase, comenzó a desmoronarse con la primera renta celeste 10-7 que forzaba el primer tiempo muerto de Alberto Rodríguez. Y es que el rendimiento visitante iba a quedar en barbecho ante la fluidez de anotación soriana (13-7). Rodríguez se quedaba sin tiempos muertos y su equipo sin capacidad de reacción. Con el marcador encarrilado, los sorianos, claramente superiores en ataque, jugarían a placer hasta el 25-16.
En el segundo set el desequilibrio salió a relucir antes si cabe, aunque del mismo modo se llegaría al 10-7 con ventaja local, parando el juego en el 12-7 con el pertinente tiempo muerto. Las sensaciones eran similares a las del primer acto, solo que ahora Arjones también encontraba a Flores por el centro y en menor medida, a Alejandro Villalba. Nuevos recursos que se sumaban a los incontestables Olalla y Cunha, verdaderos cuchillos por las alas (22-16). Los visitantes mostraron su disconformidad en algunas acciones arbitrales, pero lo cierto es que el juego estaba siendo dominado por el equipo local (25-19).
El tercer asalto parecía iniciarse por los mismos derroteros (5-2), pero Rodríguez, consciente de que a los suyos se les escapaba el duelo, solicitaba tiempo muerto tanto para frenar el empuje de los sacadores sorianos como para evitar males mayores en el marcador. La mejoría del porcentaje de ataque visitante y la aparición del bloqueo, que a pesar de tocar muchos balones hasta el momento no había acabado de sumar puntos, permitía ahora forzar el primer tiempo muerto de Toribio (12-11). El encuentro llegaba por primera vez al ecuador del set con un cierto equilibrio, ya que los sorianos siempre iban a tener la iniciativa, aunque con margen más reducido (17-14). La defensa soriana mejoró el volumen de juego, pero varias de las acciones de contragolpe no iban a construirse con el mismo criterio que en otras fases del juego, lo que impedía la continuidad necesaria para hacer hueco en el marcador (18-16). Poco a poco, el equipo de Toribio ajustó algunos aspectos, encontrando a Cunha como solución y el portugués tiró del carro para desequilibrar de nuevo el juego en favor de los locales (25-20).