En Vinos Lázaro llevan elaborando esta bebida típica de Semana Santa desde hace mucho tiempo: “Cada año vendemos entre 200 y 300 litros”.
Semana Santa también es sinónimo de gastronomía en Soria. Uno de los productos típicos de estas fechas en la provincia es sin duda la limonada. En Vinos Lázaro, mítico establecimiento de El Collado, llevan haciendo esta elaboración desde hace décadas. “He heredado la tradición de mi abuelo, Lázaro, de mis tíos y de mis padres”, explica ‘Pepito’ Pérez el actual regente del bar.
Pero, ¿Cómo realizan esta bebida que desata pasiones entre los sorianos y los turistas? Lo más importante es disponer de un vino dulce. Si contamos con uno de estas características, tendremos mucho ganado. Posteriormente, se desarrolla una mezcla con limón natural, exprimido, canela y azúcar.
Una vez la hacemos, es fundamental dejarla macerar alrededor de 8-10 días e ir probando el resultado: “Es vital para ir corrigiéndola. Por ejemplo, igual hace falta añadir un poco más de azúcar o limón”. Estos últimos ingredientes son esenciales para dar un toque diferencial a la mezcla. Aunque el vino es dulce y no sabe “seco”, estos productos le hacen tener otro sabor en el paladar de la gente que lo prueba.
Vinos Lázaro lleva tiempo preparándose para la Semana Santa. Consciente de la aceptación de esta bebida, ‘Pepito’ ha preparado entre 200 y 300 litros de limonada. Además de lo que vende en el bar, mucha gente, sobre todo personas mayores que no pueden acudir tantas veces como les gustaría, compra botellas para llevárselas a su casa y disfrutar de este manjar con su familia en tranquilidad.
“Se mantiene la tradición. No veo que vendamos menos. La gente está deseando que lleguen estos días para tomársela con cacahuetes y bacalao”, expresa. Los sorianos continúan fieles a esta tradición y ya llevan varios días acudiendo a este céntrico establecimiento para degustar la limonada. Su gerente reconoce que le siguen diciendo que “nos sale muy buena; claro, yo les digo que usamos la misma fórmula y que el resultado solo puede variar en función del vino”.
Por su parte, los visitantes se quedan asombrados con una combinación que en muchos casos piensan que no lleva alcohol: “Me piden para sus hijos, creyendo que es zumo de limón. Les tengo que explicar todo lo que lleva y que el grado de alcohol sube con el azúcar. Eso sí, cuando lo prueban los padres, repiten”.