La obra es del escritor Juan González Soto.
El centro cultural San Agustín, en El Burgo de Osma, acoge este jueves 24, a las siete de la tarde, de la obra literaria 'La última batalla de Almanzor', escrita por Juan González Soto (1959).
El autor nación Cabezas del Villar (Ávila), pasó sus infancia y la adolescencia en localidades como Medinaceli, Almazán, Vinuesa, San Esteban de Gormaz y, finalmente, El Burgo de Osma, donde concluyó el bachiller superior y lugar con el que se siente íntima y particularmente ligado.
Estudió Filología Hispánica en Tarragona, donde reside y en cuya Universidad dedicó la tesis doctoral al estudio del ciclo novelesco de Manuel Scorza 'Temas y formas en La Guerra Silenciosa' (1999). Con la tesis de licenciatura analizó la obra poética de Luis López Álvarez, estudio que se editó con el título 'La palabra labrada. La poesía de Luis López Álvarez' (1995). También ha editado y prologado el poemario póstumo del poeta peruano Wáshington Delgado, 'Cuán impunemente se está uno muerto' (2003), y el volumen antológico del poeta ecuatoriano Iván Carvajal 'Tentativa y zozobra. Antología 1970-2000' (2001). Asimismo me ha encargado de la edición literaria del poemario de este mismo poeta 'La casa del furor' (2004). Ha realizado la edición, la introducción y las notas de los dos volúmenes 'Obra poética completa' (2005) del autor español Ildefonso-Manuel Gil.
Es autor de los poemarios 'Línea de flotación' (1998), 'Toro o azar' (2002), 'Lugar cerrado' (2004), 'Donde la semilla fue árbol' (2011), 'Las islas sonoras' (2020), 'Tiempos que no existen' (2022). También son suyos poemarios compuestos en lengua catalana: 'Martel·lus, poeta de Tàrraco' (2004), 'Llibre d’Oquendo' (2010), 'Llibre de Mariátegui' (2015) y 'Llibre de Vallejo' (2019).
El libro que se presenta ahora, es una prosa lírica que avanza en dos narraciones paralelas. Cada una de ellas discurre con distinto modo narrativo, y ambas son camino habitualmente exclusivo de la poesía, o de la epístola: la comprometida segunda persona para la narración de Almanzor, la delicada primera persona para el desarrollo de la lidia de un toro. "Si, por un lado, es el toro mismo quien narra la tragedia en que se debate en el ruedo, para el caso de Almanzor, el narrador es Albar ibn Azhira, un poeta vivamente enamorado del héroe. La elección de este personaje narrador, sus cualidades humanas, silenciosas, atormentadas, es fruto de una determinación muy meditada: Un mero cronista no pareció apropiada para acercar los últimos momentos del héroe y los designios que el destino sobre él ya había tejido. Una vez que la muerte se está acercando al héroe, es más viva verdad la poetizada que la contenida en una crónica", explica el escritor.