Artículo de opinión de Javier Jiménez Santamaría, concejal y senador del Partido Popular.
Mientras el gringo Trump acusó no hace mucho al acercado líder ucraniano de intencionar una Tercera Guerra Mundial en caso de no aceptar sus condiciones de rendición, no desciframos lo que se estaba cocinando en el despacho oval: una guerra comercial en toda regla.
Este presidente despertaba un poco de gracia entre el respetable por eso de terminar con lo woke y por su baile mitinero, pero ya… ¡Ni los cien días de gracia se merece este déspota arancelista¡ ¡Faltaría Mäsk!
Tengo por seguro que Europa no ha hecho las cosas nada bien, pero de ahí a que existamos para escacharrar al gigante americano… Europa construyó América y ahora Trump quiere destruir a Europa. Pese a que este señor es vástago de emigrantes europeos, se le olvida que España exporta 80 mil millones de dólares a su país, mientras importa mercancías por casi 500 mil millones.
Calma al frente… Ni siquiera el nefasto gobierno que tenemos va ayudar a equilibrar la balanza comercial que tienen los yankees con nuestro país. Es cierto que no tendríamos que importar tanto gas y petróleo si hubiéramos apostado por la energía nuclear de una forma categórica, pero no es menos cierto que nunca tendremos la necesidad de comprar coches americanos. Mientras tanto, los estadounidenses que han abarrotado nuestras calles en Semana Santa, podrán seguir friendo con manteca y bebiendo caldos pordioseros en su continente en vez de disfrutar de nuestro aceite y nuestros vinos. El Pato”so” Donald sabe que buscaremos nuevos mercados.
España luchó para que los gringos consiguieran su independencia contra Inglaterra y ahora lucharemos para no tener dependencia del ego comercial de un animado personaje.
Insinuar que Trump sea un artista de los business y que tendrá éxito acomodando en 2025 políticas proteccionistas del siglo XIX, es una fucking joke.