Con arranque en la ermita al pie del Duero, la cita vuelve a rememorar orígenes no lejanos, plasmados en 'El santero de San Saturio', de Juan Antonio Gaya Nuño.
Doce años ya tras su primera andadura en las escalinatas del ayuntamiento de Soria. 'La Saturiada' volvía a ser celebrada en la tarde de este 23 de abril, echando a andar en la entrada de la ermita del patrón de la ciudad, sobre el eterno Duero, y cuyo custodio inspiró uno de los libros de referencia, 'El santero de San Saturio'.
De la mano de un grupo amante de la historia y de la literatura, sobre todo la local, este evento congrega cada año a decenas de espectadores, que siguen a través de un periplo a pie, la lectura de ese título, repasando lugares y expresiones de antaño y bellamente plasmadas por el autor soriano, de Tardelcuende, Juan Antonio Gaya Nuño.
Uno de los 'cofrades' que organizan esta cita, César Millán, reseñaba al comienzo del acto que se trata de un evento que cobra relevancia sobre todo en el Día del Libro, ya que saca la literatura "a la calle" y más de la mano de uno de los escritores sorianos de referencia. Una convocatoria que "anima, sobre todo, a la lectura", ha mencionado, a la vez que ha recordado quienes iniciaron esta senda cultural, como Jesús Bárez, José María Martínez Laseca, Juan José Peracho o Máximo Diago, entre otros. Con ellos en la memoria, esta jornada, en tiempo de tarde, lleva a que cada año se disfrute en mayor medida de un "acontecimiento cultural por antonomasia" en la ciudad, el cual también, pone el foco en un escritor y crítico de arte, "sobre todo en la manera que tenía de vernos a los sorianos y de ver a Soria".
Para Millán, "todavía falta mucho por hacer" para reconocer a Gaya Nuño y para saborear este bagaje que dejó en el patrimonio cultural de la ciudad.
Este año era nombrada Cristina de la Dedicación como 'santera honorífica' quien tomaba, simbólicamente, posesión del cargo, vistiéndose el hábito, custodiando las llaves del templo así como el cepillo de las limosnas.
'La Saturiada' sigue siendo un espacio abierto a la manifestación pacífica y la libre expresión artística, congregando a quienes valoran la cultura como motor cotidiano, convirtiéndose así en una fiesta, bien fundada, de la imaginación.
Su inspiración proviene de eventos culturales reconocidos como el 'Bloomsday' de Dublín (homenaje al Ulises de James Joyce) y 'Las noches de Max Estrella' de Madrid (en honor a 'Luces de Bohemia' de Valle-Inclán). Se celebra cada 23 de abril, coincidiendo con el Día de Castilla y León, y también del Libro, lo que le otorga una doble significación: el reencuentro con las raíces y el fomento de la lectura.
La iniciativa destaca la importancia de la literatura, en un acto abierto, que se mantiene en constante evolución gracias a las nuevas aportaciones derivadas de la participación ciudadana, propia y ajena.