PROVINCIA
Actualizado 01/05/2025 10:57:51
Ana Barbero

Para disfrutar de un día festivo diferente, divertido y cultural, nos vamos de recorrido por la provincia de Soria para conocer cuatro castillos dignos de visitar, perfectos para hacer con los más pequeños con el objetivo de que conozcan el patrimonio cultural que esconde Soria.



Los días festivos están para aprovechar y hacer todas esas cosas que no nos dan tiempo a hacer en nuestro día a día. También para descansar y parar un poco de la ajetreada rutina. Pero, ya que el buen tiempo parece que ha llegado y nos está regalando fabulosos días, qué mejor que aprovechar para hacer una ruta de un día a uno de los cuatro castillos que te proponemos a continuación. Aunque, eso sí, la provincia de Soria tiene un gran patrimonio que visitar con los más pequeños para que conozcan mucho mejor la tierra en la que han nacido, y con la que seguro quedan fascinados.

Castillo de Serón de Nágima

Este castillo es una joya algo olvidada, pero con mucha personalidad. Está en el suroeste del pueblo de Serón de Nágima y lo primero que llama la atención es su construcción: no está hecho de piedra, como la mayoría, sino de tapial de arcilla, un material más común en casas que en fortalezas. Esto le da un aspecto único, y aunque está en ruinas, sigue teniendo un encanto especial.

La historia de este castillo es de película. Fue testigo de enfrentamientos entre los reinos de Castilla y Aragón en los siglos XIII y XIV, así que ya te imaginas la tensión en la zona. Más adelante, en el siglo XVIII, fue refugio para las tropas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Pero el momento más dramático llegó en 1811, cuando las tropas napoleónicas lo incendiaron y volaron parte de su estructura. Desde entonces, ha quedado bastante deteriorado, pero aún conserva ese aire épico que hace volar la imaginación.

Castillo de Rello

Si te gustan los pueblos con sabor medieval, Rello te va a encantar. Toda la villa está amurallada y da la sensación de haberse quedado anclada en el tiempo. El castillo se alza en uno de los extremos, con vistas privilegiadas, y aunque no está entero, se conserva bastante bien.

Se cree que su origen es del siglo XV, pero hay quien dice que ya había una fortificación allí en el siglo XI. La torre del homenaje, la parte principal del castillo, está medio derruida porque, atención, le cayó un rayo. Sí, como en una historia fantástica. Aun así, sus murallas y torreones te dan una idea clara de cómo era en su época de esplendor.

Y por si esto no fuera suficiente, muy cerca está la atalaya del Tiñón. Según la leyenda, fue allí donde murió el legendario caudillo musulmán Almanzor, herido tras la famosa batalla de Calatañazor. Si te va lo épico y lo legendario, este sitio tiene una energía muy especial.

Castillo de San Leonardo de Yagüe

Este castillo rompe un poco con lo que solemos imaginar cuando pensamos en fortalezas medievales. Es más moderno, del siglo XVI, y su diseño es mucho más funcional que decorativo. Lo mandó construir Don Juan Manrique de Lara junto a su esposa Doña Ana Fajardo —sí, suena muy aristocrático todo— y su objetivo era resistir ataques con artillería pesada, ya que en aquella época las guerras se habían vuelto más "tecnológicas".

Por eso, sus muros son bajos, gruesos e inclinados, diseñados para soportar los cañonazos. Nada de torres altísimas ni almenas decorativas: aquí todo es práctico. Hoy en día está bastante deteriorado, pero si te interesa la evolución de las fortalezas y cómo se adaptaban a los nuevos tiempos, este castillo te lo cuenta sin necesidad de palabras.

Además, está en plena naturaleza, en la localidad de San Leonardo de Yagüe, así que puedes aprovechar para hacer una escapada en plan tranquilo, con un toque cultural.

Castillo de Vozmediano

Y terminamos con una fortaleza que parece sacada de un cuento. El castillo de Vozmediano se levanta sobre un peñasco y tiene unas vistas espectaculares. Su estructura es impresionante: doble muralla, torres redondas y cuadradas, una enorme torre del homenaje y un aire de "nadie nos entra aquí" que te deja con la boca abierta.

Fue construido en el siglo XIV y, por estar en la frontera entre Castilla y Aragón, cambió de manos unas cuantas veces. Así que sí, tuvo su buena dosis de acción. Pero lo que lo hace realmente especial es su sistema de abastecimiento de agua: cerca del castillo nace el río Queiles, y desde allí un pasadizo subterráneo conectaba directamente con el interior de la fortaleza. Gracias a eso, podían aguantar asedios sin preocuparse por quedarse sin agua, algo nada menor en tiempos de guerra.

Es el castillo más oriental de toda la provincia de Soria y uno de los más interesantes para visitar si te gusta la historia y la arquitectura. Además, el entorno es perfecto para una excursión relajada con un toque aventurero.

Más información sobre este y todos los rincones de ensueño que esconde la provincia de Soria, en la web 'Soria ni te la imaginas' de la Diputación Provincial.

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