NOTICIAS DE COVALEDA
Actualizado 06/05/2025 09:51:43
Encarna Muñoz

En el último pleno se retiró del orden del día la aprobación del padrón de vecinos que tienen derecho a percibirla. El alcalde busca una reunión con el presidente de la sociedad vecina, pero no se llega a un acuerdo. Llorente justifica su postura: "Ahora mismo la perciben todos los empadronados. Ellos mantienen su vínculo y el pueblo consigue beneficios".

Continúa el debate abierto en Covaleda y el futuro de la suerte de pinos podría estar todavía por escribir. El pueblo busca la 'mejor' interpretación de la ordenanza que regula este signo de identidad, reconocido como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial. El Ayuntamiento, encabezado por José Llorente, aboga por una interpretación más laxa, vinculada al padrón municipal, mientras que la Sociedad Vecinal exige una aplicación estricta basada en la residencia efectiva y otros criterios consuetudinarios, lo que podría dejar fuera a unos 200 vecinos actualmente empadronados.

El Consistorio pretendía aprobar el padrón en pleno, pero "tras conversaciones con varios vecinos" se retiró el punto del orden del día con la intención de "reunirme con el presidente de la sociedad vecinal", explica el regidor covaledense. Sin embargo, la Sociedad Vecinal "planteó una reunión multitudinaria" que el alcalde considera "inviable" porque "sería un lío". Si no se alcanza un acuerdo sobre este encuentro, la aprobación del padrón volverá a pleno y luego "se esperarán las alegaciones que cada uno considere", lamenta Llorente.

La postura del equipo de gobierno considera que la suerte de pinos "se ideó y debe servir para mantener población" y así justifica su postura José Llorente: "Ahora mismo la reciben todos los empadronados y no se mira si residen o no. Ellos mantienen el vínculo con la localidad y para el pueblo supone unos beneficios importantes", explica.

El alcalde critica la rigidez de una normativa que califica como "obsoleta". "Hay que cumplir una ordenanza de 1949", señala, añadiendo que su modificación es "prácticamente imposible porque están basadas en la costumbre". Perder esa base consuetudinaria podría invalidar la propia esencia de la 'suerte de pinos'. Esta situación genera una profunda contradicción para Llorente que concluye animando a la reflexión: "Si no hemos sido capaces de crear una estructura de trabajo en el pueblo, la gente ha tenido que marchar a trabajar fuera y ahora en vez de ayudarles les quitamos los pinos y los desarraigamos del pueblo perdiendo más población".

El impacto demográfico sería notable. Covaleda, que actualmente cuenta con 1.574 habitantes (INE), podría ver reducido su censo a unos 1.400 si se aplica la interpretación más restrictiva y los vecinos deciden que, sin suerte de pinos, les resulta más provechoso empadronarse en su lugar de residencia. Para el alcalde esto supone un motivo de "preocupación". Además, reconoce también la injusticia hacia personas que residen todo el año en el pueblo pero no cumplen los requisitos históricos para acceder a 'los pinos'. "Viven todo el año y son los que hacen pueblo y deberían tener derechos que actualmente se les niegan".

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