Ágreda se ha engalanado este fin de semana para revivir uno de sus momentos históricos más emblemáticos: los Desposorios, es decir, la boda entre Jaime I de Aragón y Leonor de Castilla. Las calles de la villa han sido un hervidero de actividad y emoción, donde un ambiente inmejorable ha unido a vecinos y forasteros en el disfrute de cada representación y acto. Esta es una fecha señalada y profundamente arraigada en el corazón de los agredeños, una celebración exclusiva que tiene lugar cada dos años, convirtiendo a la localidad en un auténtico escenario medieval.