Los aragoneses propusieron más y por momentos tuvieron al Numancia contra las cuerdas. Kuda salvó a los suyos al menos en tres ocasiones claras. El centro del campo y la creatividad rojilla, desaparecida. Góngora se marchó tocado. El domingo, la vuelta en Soria con un billete a Primera RFEF en juego.
Se plantaba el Numancia en Teruel con la sensación de que un empate era un buen resultado con el que regresar de tierras aragonesas. Con más de 600 almas sorianas empujando en la Pinilla, parecía que el miedo podría con la ilusión y esas sensaciones se confirmaron con el once de Aitor Calle. Cambio en los laterales para introducir más potencial defensivo y experiencia.
Quitando unos primeros instantes en los que los rojillos (hoy de blanco) lograron 3 acercamientos sin peligro, pronto se vería claro el guion que mandaría en los primeros 45 minutos. El Teruel proponía y el Numancia esperaba. Los de Unai Medina buscaban salidas rápidas del balón, combinaban con más acierto y querían dominar el esférico frente a un Numancia que lo jugaba todo a cazar una contra o un error en la salida local… y a lo aceptable que era un empate como visitante.
El Numancia, fiel a lo que había propuesto Calle, no arriesgaba y buscaba el balón largo, aunque los 3 atacantes parecían descolocados con Jony centrando y Sanchi corriendo como loco en búsqueda de un remate y una ocasión que no llegaba. Poco a poco el Teruel fue haciéndose con el cuero y cuando comenzó a vivir en la frontal de Kuda, empezaron a llegar los problemas para los sorianos.
Primero con imprecisiones en los despejes que aumentaban la sensación de agobio y después con los extremos turolenses apurando línea de fondo. El último cuarto de hora fue un acoso sin derribo de los locales. Primero Moha, que realizó un gran partido, con una buena acción individual dentro del área dejó en la estacada a tres defensas rojillos y puso el balón atrás, pero el remate se estrelló en la zaga soriana.
Poco después el peligro llegaba por la otra bandaMousta Joel y Obeng combinaban en la frontal y Febas se quedaba solo frente a Kuda. El meta soriano salía rápido y sin miedo para cubrir el espacio y blocaba el balón aun a costa de llevarse un buen golpe, pero el despeje le quedó a Moha, que parecía rematar a placer a la red hasta que Diego Royo apareció de la nada para evitar el tanto.
La falta de contundencia de la zaga rojilla se suma a una medular que no presionaba y que, salvo la excepción ha, carecía de contundencia en defensa y de creatividad en ataque. El final de los primeros 45 minutos fue de infarto. Desde las dos bandas se acechaba la meta soriana, pero los pases de la muerte no encontraban rematador. Obeng y Moha volvían locos a la zaga soriana y los de Aitor Calle necesitaban el descanso como fuera. Aun así, la última fue para los sorianos, un centro-chut sin aparente peligro desde lejos de Mousta se envenenaba y acababa estrellándose contra la madera.
Así se llegó al descanso con la sensación de que el Numancia se había salvado y que el acoso del Teruel sería mayor en la segunda mitad. El Numancia salió un poco mejor, si no para crear ocasioneshan sí para cortocircuitar al Teruel. Los primeros 15 minutos se convirtieron en un correcalles sin sentido de balonazos e imprecisiones por parte de los dos equipos.
Tuvo un par de ellas el Numancia con salidas rápidas de Góngora por banda derecha, aunque sus centros no encontraron rematador. En la segunda de ellas, el rápido extremo ecuatoriano sufrió una lesión muscular y tuvo que ser sustituido. Vital saber si llega para la vuelta. El Teruel también respondía y entro dispuesto de varios saques de esquina y faltas laterales que habían puesto en apuros a la defensa soriana.
Ambos entrenadores movieron sus piezas en el ataque, entró Peru en el Teruel y Delgado y Fuentes en el Numancia. Pero los cambios no cambiaron ni el esquema ni el transcurrir del partido. Si acaso, con la lesión, el Numancia perdió el único colmillo que parecía tener en ataque y el tramo final parecía convertirse en un monólogo turolense.
Los saques de esquina se multiplicaban a favor de los locales, los cuales confiaban en tener alguna ocasión más por acumulación, de jugadores y de intentos, que por fútbol. Y entonces volvió a aparecer Kuda. El guardameta ruso salvó dos buenos disparos desde la frontal en la misma jugada, primero a Cabetas que buscaba la escuadra y luego a Obeng que lanzó cruzado a la base del palo el rebote.
En pleno monólogo turolense, la tuvo Carlos González para el Numancia, pero su disparo encontró al meta local y a Sanchidrián le faltó presencia para cazar el rechace. Los últimos 10 minutos volvieron a ser del Teruel, con un Numancia deseoso del pitido final. Cabetas, el capitán local, disparó fuera un balón que se encontró dentro del área. Luego Peru reclamó penalti tras una buena combinación en la frontal, pero no había nada. Le Normand no dejaba de poner peligrosos centros en saques de esquina y faltas que el Numancia cometía con cierta ingenuidad.
Al final, el Teruel no logró premio a su empeño. Ni los centros y córners, ni los disparos desde fuera del área ni las combinaciones en la frontal lograron romper la meta rojilla. El 0-0 deja la eliminatoria abierta para la vuelta, pero es un buen resultado para un Numancia que en muchos momentos pareció firmarlo. Ahora, el ascenso se decide en Los Pajaritos y, en caso de quedar empatados tras la prórroga, el empate vale al Numancia.