El proyecto 'Platas olvidadas' pretende comercializar nuevos productos elaborados con frutos silvestres que se utilizaban antiguamente, pero que han dejado de interesar a la industria alimenticia. Además, se trata de preparados que también se podrán elaborar en casa.
¿Te imaginas ir al campo, recolectar algunas plantas olvidadas y elaborar en tu casa ketchup, bizcochos, galletas o helados gourmet a base de piña verde de pino o bellota? Pues esto se ha convertido en una realidad gracias al proyecto Plantas Olvidadas.
Se trata de un plan que ha recuperado algunos productos silvestres que antiguamente se utilizaban en el campo para realizar elaboraciones, pero que con el paso del tiempo han dejado de interesar a la industria alimentaria.
Con piña verde de pino, bellotas de encina, escaramujo —o vulgarmente conocido como "tapaculos"—, la endrina y el madroño, se han creado cerca de 30 productos comestibles. Aunque la imaginación puede volar con otras plantas olvidadas que, en esta ocasión, no se escogieron para el proyecto, como pueden ser "maguillos o peralillos, parietaria, mastuerzos, ortigas, malvas, muchas hierbas que se encuentran por la zona", ha indicado Beatriz de Torre, de Agresta.
Entre los productos que finalmente llegarán al mercado y que podrán llenar nuestras despensas y frigoríficos se encuentran el helado de bellota, el ketchup de endrino, las galletas de escaramujo, un condimento especial para patatas chips, bizcochos caseros hechos con un preparado de bellota, o una mermelada endulzada con jarabe de pino verde. Además, "se está testeando la posibilidad de crear un helado de madroño", ha indicado Marc Casaboch, coordinador del colectivo Isarcolan.
Las recetas, según han explicado desde la organización del proyecto, no serán secretas, por lo que se podrán intentar replicar en casa. Aun así, "al estar hechas en obradores, la receta que llegará al mercado será siempre la misma, mientras que en casa puede variar de una vez a otra", ha afirmado Casaboch. Igualmente, si no se quiere invertir tiempo en la cocina, "ya hay restaurantes que están empezando a utilizar estos frutos silvestres en sus elaboraciones", ha añadido De Torre.
El proyecto tiene como objetivo no solo comercializar estos productos, sino también reactivar la economía circular, mejorar la gestión forestal y reforzar la resiliencia de los ecosistemas, ha indicado Casaboch.
Se trata de un trabajo que se está llevando a cabo durante un año completo. Por el momento, "se han realizado más de 200 ensayos culinarios y, de estos, hemos seleccionado los 30 mejores productos, que fueron evaluados por profesionales en catas". Además, cuenta que la aceptación fue muy positiva, ya que "obtuvimos puntuaciones que superaron nuestras expectativas".
Ahora, tras realizar esta fase previa, se pasa a la siguiente: la comercialización, que comenzará con una prueba piloto en Cataluña "para comprobar la aceptación que tiene". Aunque el inicio será regional, se trata de un proyecto de ámbito nacional, financiado por la Fundación Biodiversidad y el Ministerio de Medio Ambiente.