Artículo de opinión de Fernando Castillo, concejal de Vox en el Ayuntamiento de Soria.
Soria sufre también su gran apagón; pero no se circunscribe a una sola administración ni está –ojalá– dimensionado en horas sino en años: Sánchez, Mañueco y Carlos Martínez oscurecen nuestro presente y futuro, cada uno en la medida de sus responsabilidades. La metáfora alude a las decisiones económicas, políticas y sociales que ensombrecen la vida diaria de nuestra provincia. Muchas tomadas al socaire de la ideología más que de la ciencia, otras revestidas de negligencia más que de eficacia, y demasiadas ya al abrigo de la corrupción sistémica que sufrimos.
En el reino de las tinieblas, Sánchez se consume en su corrupción como gobernante y como líder del PSOE; y arrastra a España al infierno con los principales indicadores económicos en rojo, además de aumentar las desigualdades de los sorianos con su "fiscalidad singular" para otros y su condena al olvido en interminables estudios de viabilidad para cualquier infraestructura vital.
Le ayuda el villano autonómico sin construirnos un kilómetro de autovía, dejándonos fuera de la Estrategia CyLoG –siendo Soria líder del sector logístico autonómico– o tardando una eternidad en ejecutar las acuciantes mejoras de la sanidad; todo ello, sin olvidarnos de los "niños y las niñas" y "el Pacto Verde" que impulsan en comandita con los socialistas.
Y para terminar de "ponernos negros", el pontífice soriano nos golpea con su habitual dosis de infalibilidad: según él, la imposibilidad de aparcar en cualquier barrio, los atascos, el tardar el triple en cruzar la ciudad, y quitar carriles para albergar imaginarios pelotones ciclistas tienen "el respaldo de la ciudadanía". Soria 2030 supone estar acribillados a impuestos en una ciudad intransitable diseñada para el turista. VOX lleva años denunciando los problemas que supondrían la Zona de Bajas Emisiones; ahora –después de votar que sí– se queja el Partido Popular.
Ánimo, trabajemos para ver el sol.