Sergio Pérez de Gregorio cuaja una gran actuación en el último toro de la tarde, con más de tres cuartos de entrada en San Benito.
Primera de abono para la feria taurina de San Juan 2025 de Soria. En los corrales, toros de El Canario esperaban su lidia previa al paseíllo que oficiaban sobre sus monturas, a las seis y media de la tarde de este Miércoles el Pregón, los rejoneadores Leonardo Hernández, Guillermo Hermoso de Mendoza y Sergio Pérez de Gregorio.
Lote bien cuajado para el encierro y con básculas apreciables en algunos casos. Más de tres cuartos de entrada en los tendidos del coso de San Benito, con algo de calor.
Abría la tarde Leonardo, quien veía silenciada su faena en su primero tras desmontarse al fallar con el acero y ver negado el acierto con la cruceta. Voluntarioso en los quiebros y con las banderillas cortas, calentaba el ambiente en el respetable, si bien ya a pie, desilusionaba a la concurrencia. En su segundo, el extremeño salía con más decisión y asumiendo mayor riesgo. La suprema le negaba trofeo, tras facturar un acero entero que no hacía efecto y teniendo que echar pie a tierra y rematar con dos descabellos su tarde que concluía con vuelta al ruedo.
Guillermo Hermoso de Mendoza sacaba sus mejores recursos ante un receloso primero de su lote, lo que no le impedía arrimar su montura ante el de El Canario. Entradas de frente y cortas distancias ponían en vilo a los espectadores. Concluía con dos viajes en los rejones de muerte, ambos bajos, más el primero, finiquitando con ovación. En su segundo daba más distancia en los cites previos, tras saludar a su oponente con un trasero rejón de castigo. Bien con las cortas a dos manos, el de Estella no erraba en el embroque final, lo que le hacía cobrar la primera oreja de la tarde.
Decidido y generoso con los rejones de castigo -hasta tres- se mostraba al comienzo de la lidia Pérez de Gregorio en el cuarto de la tarde. Muy bien con las banderillas, lidiando muy comprometido, tuvo que descabalgar para rematar la faena con dos viajes de cruceta. Petición y vuelta al ruedo. En el segundo de su lote la cosa se veía mejorada, pese a los 537 kilos de romana del toro que cerraba el festejo. Centrado con las rosas, con un buen número de embroques, el salmantino se ganaba al respetable y más aún al acertar de manera certera con el rejón de muerte, lo que le valió dos orejas y la puerta grande.