Una iniciativa científica europea, con participación española, desarrolla una innovadora tecnología para la vigilancia de la salud forestal. El método se basa en la teledetección térmica para anticipar la aparición de plagas y enfermedades en los árboles. El objetivo final es reforzar la resiliencia de las masas boscosas antes de que los daños sean visibles e irreversibles.
El Instituto de Agricultura Sostenible (IAS), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), lidera el proyecto europeo TREAD ('Tracking Resilience and Early Assessment of Disturbances'). Su misión es desarrollar un sistema automatizado de alerta temprana para detectar la vulnerabilidad forestal. Esta tecnología es capaz de identificar qué pinares y encinares son más susceptibles de sufrir plagas y de detectar los primeros síntomas de enfermedad mucho antes de que se manifiesten visualmente.
La iniciativa, que se desarrollará a lo largo de los dos próximos años con un presupuesto cercano a los 150.000 euros, cuenta con la colaboración de la Universidad de Córdoba (UCO) y la organización de investigación portuguesa CoLAB ForestWISE (FW). La financiación procede de fondos europeos en cascada, gestionados desde el European Forest Institute de Finlandia.
Alberto Hornero, investigador del CSIC en el IAS y coordinador del proyecto, subraya la importancia de esta herramienta: “El decline forestal causado por perturbaciones bióticas y abióticas representa un grave riesgo para los ecosistemas y tiene devastadoras consecuencias económicas y ambientales”. Por ello, destaca que “la detección temprana de los síntomas de enfermedades es crucial para gestionar y mitigar la mortandad forestal mediante la silvicultura de precisión”.
Sin embargo, el propio Hornero reconoce que “el desarrollo de modelos de alerta temprana sigue siendo un desafío debido al limitado conocimiento de los cambios fisiológicos que afectan a los rasgos de las plantas bajo estrés”. Aunque la teledetección ha demostrado un gran potencial, el investigador señala que las respuestas específicas de los árboles a diferentes factores de estrés “siguen siendo poco conocidas”, lo que limita la eficacia de los modelos predictivos actuales.
El proyecto TREAD abordará este reto estableciendo valores fisiológicos y térmicos de referencia para árboles completamente sanos. Estos datos se contrastarán con trayectorias anómalas detectadas por el sistema, lo que proporcionará indicadores objetivos para actuar antes de que el daño sea irreparable. De esta forma, se busca fortalecer la resiliencia de los bosques mediterráneos y minimizar el impacto de su decaimiento.
Más allá de los algoritmos, el proyecto creará una base de datos abierta con un visualizador en línea que integrará observaciones de campo con imágenes aéreas y satelitales. Esta infraestructura se incluirá en el observatorio europeo 'ForestWard Observatory' y permitirá escalar las métricas de salud a diferentes ecosistemas, incorporar nuevas especies y alimentar modelos predictivos de vulnerabilidad, facilitando así las decisiones de gestión forestal en distintos escenarios climáticos.