PROVINCIA
Actualizado 18/07/2025 19:58:05

La sabiduría popular y las cabañuelas lo advertían: este jueves estaba destinado a ser el día más caluroso del año en Soria. Sin embargo, detrás de este pico de temperaturas se esconde una historia fascinante que conecta el calor de la canícula con la sabiduría de los antiguos egipcios, el brillo de la estrella Sirio y el origen mismo de nuestro calendario.


Este jueves 17 de julio, amaneció Soria con un aire primaveral que esconde una advertencia: estamos ante el día más caluroso del año. Sin embargo, detrás de este dato meteorológico se oculta una fascinante historia que conecta el calor sofocante de la canícula con la sabiduría de los antiguos egipcios y el brillo de una estrella lejana, en una jornada que, según la tradición, estaba predestinada a ser “calurosa y relumbrante”.

La sabiduría popular, a menudo anclada en la observación secular del cielo y la tierra, ya lo anticipaba: “Si el día de la Virgen del Carmen cae en jueves, es un día caluroso y relumbrante, y si no cae en jueves, el siguiente jueves será también caluroso y relumbrante”. Este año, la profecía se cumple, situándonos en el epicentro de la canícula, un periodo tradicionalmente asociado a las altas temperaturas. Pero el origen de este término y su poder predictivo es mucho más profundo y se remonta a los albores de la civilización.

La canícula y el secreto de la estrella Sirio

El término ‘canícula’ proviene de ‘canes’ o perros, y hace referencia a la constelación del Can Mayor, donde brilla con intensidad Sirio, la estrella más luminosa del firmamento nocturno. Conocida como ‘la perrita’, esta estrella no solo ha guiado a los navegantes, sino que fue la piedra angular sobre la que los egipcios, que la llamaron Sothis, construyeron su calendario y su civilización. Observando a Sothis (Sirio), no solo conocieron el ciclo solar, sino que con sus propias ‘cabañuelas’ predecían la fecha de la inundación del Nilo, los mejores momentos para la siembra, la cosecha y el reposo de los campos.

El método egipcio se basaba en un fenómeno astronómico conocido como el orto helíaco de Sirio: el único día del año en que la estrella aparece por el horizonte justo antes del amanecer. Observando este evento, los astrónomos del Nilo descubrieron el secreto de la duración exacta del año. Se percataron de que entre un orto helíaco y el cuarto consecutivo no transcurrían 1.460 días (365 x 4), sino 1.461. Consideraron con acierto que el sol era el que se demoraba un día, ya que el ciclo de ‘la perrita’ era constante. Este sutil desfase les permitió calcular con una precisión asombrosa que el año solar duraba 365 días y un cuarto, un conocimiento que cambiaría la historia.

De los faraones a Julio César: el origen de nuestro calendario

Este saber milenario no se quedó a orillas del Nilo. Siglos más tarde, fue fundamental para una de las reformas más importantes de la historia de Occidente. Este conocimiento lo recogió Julio César junto al astrónomo Sosígenes de Alejandría para la reforma del calendario romano. Fue Sosígenes quien utilizó este cálculo para diseñar el calendario juliano, que introdujo el año bisiesto cada cuatro años para corregir ese cuarto de día sobrante. Es el precursor directo de nuestro calendario gregoriano actual, lo que significa que la forma en que medimos nuestro tiempo hoy tiene una deuda directa con aquellos observadores que escrutaban el cielo desde el antiguo Egipto.

Esta conexión histórica dota al calor de ayer de una nueva dimensión, transformándolo de una simple anécdota meteorológica en un eco de la historia. Pero más allá de la astronomía, el pronóstico es práctico y cercano. La buena noticia es que el intenso calor no llega solo. Como he dicho, ayer fue día más caluroso del año, pero el calor vendrá con el abanico incorporado, es decir, con viento. Además, este pico de temperaturas será efímero, ya que a partir de hoy descienden las temperaturas.

El pronóstico para el resto de julio y agosto

Mirando más allá del horizonte inmediato, la previsión para las próximas semanas es que, aunque el calor remita, el cielo podría traer algunas novedades. Las cabañuelas indican que puede llover algo entre el 19 y el 23 de julio, aunque serán lluvias muy débiles e insignificantes. Como mínimo, podemos esperar que algún día se nuble, lo que sugiere un final de mes más variable y suave tras el sofocante episodio actual.

Para quienes ya tienen la vista puesta en las vacaciones de agosto, el pronóstico es alentador. Lejos de replicar los picos de calor de este mes, la previsión es que el mes de agosto será más fresco que el de julio. Una predicción que, de cumplirse, ofrecerá un respiro y permitirá disfrutar de un verano menos extremo. Así, entre datos astronómicos, leyendas milenarias y pronósticos locales, la jornada más calurosa del año se revela no solo como un desafío térmico, sino como una oportunidad para apreciar la profunda conexión entre el cielo, la historia y el presente de Soria.

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