Artículo de opinión de Eder García, concejal del PSOE en el Ayuntamiento de Soria.
El pasado fin de semana, Soria volvió a vibrar con el Enclave de Agua, un festival que ya es parte esencial del alma cultural de la ciudad. Durante tres días, la música y la convivencia se dieron la mano a orillas del Duero, en un entorno natural inmejorable, y el resultado no pudo ser más satisfactorio: miles de visitantes, un ambiente impecable y una ciudad que supo acoger, disfrutar y mostrarse al mundo.
Un año más, el festival ha brillado especialmente por la diversidad de su público. No solo han acudido los fieles sorianos, sino también visitantes de numerosos puntos de España, atraídos por una programación cuidada, gratuita y de gran calidad. Familias enteras, jóvenes y no tan jóvenes, y amantes de la música negra compartieron espacio con un comportamiento ejemplar. El civismo ha sido, una vez más, una de las señas de identidad del Enclave, demostrando que se puede disfrutar intensamente sin dejar huella negativa.
Además, no debemos pasar por alto el impacto turístico y económico que supone este evento para Soria y su provincia. El Enclave no solo es un festival: es una ventana que abre nuestra ciudad al exterior, una oportunidad para que quienes nos visitan descubran nuestro patrimonio, nuestra gastronomía y nuestro modo de vida.
Por todo ello, toca felicitar a la organización, a las personas que han trabajado duro para mantener la seguridad y la limpieza y, sobre todo, al público. El Enclave de Agua no deja de crecer y consolidarse como una de las citas más especiales del verano en España. Esperamos con ganas ver cómo consigue seguir creciendo, manteniendo su esencia y poniendo a Soria en el mapa.