La campaña de cereal en Soria presenta un balance agridulce. Según ASAJA, los buenos rendimientos medios, de 3,570 kg/ha, quedan ensombrecidos por un récord de superficie siniestrada por tormentas (38%) y un desplome de los precios que amenaza la viabilidad de las explotaciones.
La organización profesional agraria (OPA) ASAJA Soria ha presentado, hoy jueves 7 de agosto, el balance de la cosecha estival, una campaña marcada por la dualidad. Los buenos rendimientos medios chocan con una cifra récord de siniestros por tormentas y un desplome de los precios que pone en jaque la viabilidad de las explotaciones de la provincia.
La presidenta de la OPA en la provincia, Ana Pastor, ha comparecido hoy para desgranar los datos de una campaña que ha dejado un sabor agridulce en el campo soriano. Sobre la mesa, cifras que hablan de una producción "aceptable" pero que, al mismo tiempo, esconden una realidad compleja y preocupante para el futuro del sector primario en la provincia. La cosecha de cereal de este año ha estado definida por los extremos. Por un lado, la tierra ha respondido con generosidad en muchas zonas, pero por otro, el cielo ha castigado como nunca.
A esta dicotomía se suma un mercado implacable que ha hundido los precios, llevando a muchos agricultores a una situación límite. Con un total de 204.983 hectáreas sembradas de cereal en esta campaña, la producción ha arrojado un rendimiento medio de 3570 kilos por hectárea, una cifra considerada buena para la provincia. Sin embargo, este dato global no refleja la enorme heterogeneidad de una campaña que ha dejado realidades muy dispares entre comarcas agrarias e incluso dentro de una misma explotación.
"Estamos ante una cosecha aceptable", ha reconocido la presidenta de ASAJA, aunque ha matizado inmediatamente que "al final las medias para unos son buenas y para otros no tan buenas". Esta disparidad ha sido la tónica general de una recolección marcada por las incesantes tormentas que barrieron la provincia desde principios de mayo hasta finalizar julio.
El impacto del clima ha sido devastador. Según los datos recopilados por Agroseguro, hasta principios de agosto se han contabilizado 80.926 hectáreas declaradas por siniestro en Soria. De ellas, más del 97 % corresponden a fenómenos tormentosos como el granizo, las lluvias torrenciales o el viento. La situación es tan grave que en 13.357 hectáreas se han abierto expedientes más de una vez, evidenciando la reiteración de los daños.
En resumen, las cifras confirman el peor de los presagios. "Un 38 % de la superficie cultivada este año está declarada por siniestro de granizo, lluvia, inundación o viento, lo que constituye, lamentablemente, récord, tanto en términos absolutos como relativos de superficie siniestrada por pedrisco", ha sentenciado la representante de la organización. Este daño generalizado ha llevado a ASAJA a solicitar a la Junta de Castilla y León que permita recolectar antes del 1 de septiembre las parcelas del ecoesquema de biodiversidad, argumentando que el granizo ya ha dejado suficiente alimento para la fauna y no se hace preciso mantener la prohibición.
Más allá del clima, el principal nubarrón que se cierne sobre el campo soriano es el económico. La rentabilidad de las explotaciones se ha desplomado, creando un desánimo generalizado entre los profesionales del sector. La situación es tan crítica que ya se traduce en una reducción de la superficie cultivada de unas 40.000 hectáreas en los últimos tres o cuatro años.
ASAJA ya alertó de esta tendencia en la pasada Feria de Almazán, donde presentó un estudio que arrojaba unas pérdidas medias de entre 145 y 192 euros por hectárea para los cerealistas sorianos este año. La comparativa de precios con campañas anteriores es demoledora. Los datos aportados en la rueda de prensa son claros:
Con estas cifras sobre la mesa, el futuro a corto plazo se presenta muy complicado. La organización agraria advierte de una próxima sementera "insostenible" si las condiciones no cambian. "Como podéis comprobar con estas cifras, son situaciones comprometidas para muchas explotaciones. Por tanto, los ánimos no están como para que sigamos sembrando a pérdidas", ha afirmado con contundencia la presidenta.
A la crisis de precios y los daños climáticos se suma la incertidumbre regulatoria. La propuesta de la Comisión Europea para el marco financiero 2028-2033 ha encendido todas las alarmas en el sector, con un recorte previsto del 21 % para el presupuesto de la Política Agraria Común (PAC).
En ASAJA se han mostrado muy críticos con esta hoja de ruta. "Parece que Bruselas está diseñando una PAC que ni es agraria ni es común y que solo le queda la p de política", ha denunciado Pastor. En su opinión, este nuevo enfoque "es muy grave porque arruina a los agricultores y ganaderos, además de no garantizar la soberanía alimentaria de todos los europeos y, por supuesto, se carga el relevo generacional".
En el ámbito autonómico, la tensión con la Consejería de Medio Ambiente de la Junta también añade presión. ASAJA ha recordado el conflicto por la prohibición de cosechar en 2022, un litigio que sigue su curso en el Tribunal Superior de Justicia La organización ha anunciado que estudiará "la vía jurídica en defensa del derecho de los agricultores a recoger su fruto" ante lo que consideran nuevas "prohibiciones" que "retuercen y estiran la normativa".
La cosecha de 2024 en Soria deja un balance complejo. Los rendimientos, aunque aceptables, no logran compensar el impacto de un año meteorológicamente catastrófico y económicamente ruinoso. Con la rentabilidad por los suelos y un horizonte político incierto tanto en Bruselas como en Valladolid, el campo soriano se enfrenta a una encrucijada decisiva para su supervivencia.
Por su parte, Francisco Barcones, secretario técnico de ASAJA, ha sido especialmente crítico con el modelo de decisión centralizada de la Junta. Para Barcones, estas prohibiciones eliminan la capacidad del profesional para evaluar el riesgo en su propia explotación. "Lo que tiene que prevalecer es la libertad del profesional a que su buen criterio determine si está en condiciones o no para poderlo hacer", ha afirmado. En su opinión, los agricultores son los primeros interesados en evitar cualquier incidente y saben perfectamente cuándo deben parar las máquinas.
Barcones ha criticado que la administración se base en previsiones generales que a menudo fallan. "El director general lo que dice es que en todos los sitios de la Comunidad donde se ha decretado el paro va a haber más de 30 grados y el viento va a estar corriendo a más de 30 kilómetros por hora. Y eso, evidentemente, es una perogrullada", ha ironizado, insistiendo en que la realidad de cada parcela es la que debe imperar.
La consecuencia más grave de esta tormenta perfecta de bajos precios, altos costes e incertidumbre normativa es la desmotivación generalizada de cara a la próxima campaña. La rentabilidad del cereal se ha desplomado, con una caída de entre 30 y 40 euros por tonelada desde abril, agravada por la inestabilidad de los mercados internacionales. Ante este panorama, la conclusión de la junta directiva de ASAJA ha sido tajante.
"Uno de los análisis que ha habido esta mañana aquí es que no merece la pena sembrar", ha revelado Barcones. La intención mayoritaria de los agricultores sorianos será, por tanto, limitarse a cumplir con los requisitos medioambientales de la Política Agraria Común (PAC), pero sin una vocación productiva real. "El sembrar con una intención productiva, pues cuando llegue la fecha va a ser muy difícil, porque vas directamente a una pérdida", ha lamentado.
La advertencia final es tan clara como preocupante: "cumpliremos con el medio ambiente, pero no habrá qué comer". Un mensaje que resume la encrucijada a la que se enfrenta el campo soriano, atrapado entre la inviabilidad económica y una burocracia que, según denuncian, no hace más que añadir obstáculos a su ya de por sí difícil labor.