La 28ª edición de Sonorama Ribera, celebrada en Aranda de Duero, cierra con un éxito rotundo al congregar a más de 200.000 asistentes. El festival, marcado por las actuaciones de Arde Bogotá y Franz Ferdinand, deja un balance muy positivo en el plano musical, económico y de seguridad, con una notable presencia de público soriano.
Sonorama Ribera 2025 cierra sus puertas en Aranda de Duero con cifras que confirman su estatus como uno de los festivales más importantes del país. La 28ª edición congrega a más de 200.000 personas en cinco días de música y cultura, dejando un balance muy positivo tanto en lo artístico como en lo económico y de seguridad.
La localidad burgalesa, vecina de la provincia de Soria, se ha convertido un año más en el epicentro de la música independiente nacional e internacional. Desde el miércoles 6 hasta el domingo 10 de agosto, miles de festivaleros, entre los que se contaba una nutrida representación soriana, han llenado las calles y el recinto principal para disfrutar de un cartel repleto de grandes nombres y momentos inolvidables.
El evento no solo ha cumplido con las expectativas, sino que las ha superado, consolidando un modelo que combina conciertos masivos con una vibrante actividad diurna en el corazón de la ciudad. Desde la organización se destaca el ambiente de respeto y civismo que ha reinado durante todas las jornadas, un hecho refrendado por el bajo número de incidencias.
El plano musical ha estado marcado por actuaciones memorables. El regreso de Arde Bogotá al festival fue uno de los puntos álgidos, con un espectáculo épico que incluyó un emotivo homenaje con drones. La cuota internacional estuvo brillantemente representada por los escoceses Franz Ferdinand, que hicieron vibrar al público en la madrugada del viernes, y por el rock británico de Supergrass.
Bandas consagradas del panorama nacional como Viva Suecia, La Raíz o Zahara demostraron su poder de convocatoria, mientras que artistas como Amaia deslumbraron con su carisma. Uno de los momentos más especiales fue la actuación del arandino Barry B en el escenario principal, un concierto cargado de emoción que confirma su proyección. El festival también tuvo un marcado carácter reivindicativo, con constantes muestras de apoyo a Palestina por parte de artistas como Fermín Muguruza.
Más allá del recinto principal, la música ha sido la protagonista en los escenarios urbanos. La emblemática Plaza del Trigo volvió a ser el punto de encuentro neurálgico, acogiendo conciertos sorpresa que hicieron las delicias de los asistentes. Entre las bandas que actuaron de forma inesperada se encontraron:
A esta oferta se sumaron otros espacios como el escenario Charco, con propuestas como el freestyle de Sara Socas, y la novedad del escenario Big Bang del CERN, que unió ciencia y espectáculo con una gran acogida de público.
El festival ha supuesto un importante revulsivo económico para Aranda de Duero y su comarca. Los hosteleros locales han calificado la edición de "extremadamente satisfactoria", con un incremento notable en las ventas que se notó desde los días previos al inicio oficial. La edición anterior dejó un impacto superior a los 18 millones de euros, una cifra que se espera igualar o superar este año gracias a la afluencia récord.
En materia de seguridad, el balance es muy positivo. Fuentes de la Policía Nacional citadas por medios locales confirman que no se han registrado incidentes reseñables, con una única detención por desobediencia. Por su parte, Cruz Roja realizó un total de 544 asistencias sanitarias, la mayoría por causas leves como lipotimias o torceduras, de las cuales solo 28 requirieron traslado hospitalario.