Villar del Río ha celebrado este viernes su tradicional 'Recogida de la peseta', un acto central de sus fiestas patronales en honor a Santa Filomena y San Juan. Los mozos y mozas del pueblo, acompañados por una charanga, han recorrido las casas para recaudar fondos que la propia juventud administrará durante las celebraciones, reforzando así un fuerte sentimiento de comunidad.
Villar del Río ha vivido este mediodía de viernes uno de los actos más esperados de sus fiestas en honor a Santa Filomena y San Juan. Los mozos y mozas del pueblo, acompañados por la música de una charanga, han recorrido cada casa para celebrar la tradicional 'Recogida de la peseta', afianzando un rito que une a todas las generaciones en un ambiente de gran alegría.
Tras la 'pedida' realizada durante la madrugada, en la que se cantó a las mozas en sus domicilios, la jornada ha culminado horas después con la colecta a plena luz del día. El sonido de los instrumentos y las voces de los jóvenes han resonado por todas las calles, marcando el ritmo de una tradición que, lejos de perderse, demuestra cada año una vitalidad envidiable y un profundo arraigo entre los vecinos.
El buen ambiente ha sido el protagonista indiscutible de la mañana. Familias enteras han salido a las puertas de sus casas no solo para entregar su donativo, sino para compartir un momento de fiesta y comunidad, viendo cómo los más jóvenes se han convertido en los guardianes de las costumbres que definen la identidad del pueblo.
La costumbre se desarrolla en dos momentos clave y diferenciados. Primero, durante la madrugada, tiene lugar la ronda nocturna o 'pedida'. Horas más tarde, al mediodía, el rito se completa con la 'Recogida'. Charo Blanco, vecina del pueblo, ha explicado a Soria Noticias los detalles de este segundo acto: "se recorre otra vez el pueblo recogiendo la peseta (ahora euros); la misma canción que la noche anterior pero modificando la letra: 'que prepare la peseta, que venimos a cobrar'”.
La mecánica social de la tradición es clara y simbólica. Según detalla Blanco, "el padre, el abuelo o novio de la moza paga a los mozos la peseta". Este gesto se entiende como una "contribución voluntaria" que la juventud del pueblo se encargará de "administrar y gastar en las fiestas". De esta forma, toda la comunidad participa activamente en la financiación y el éxito de sus celebraciones patronales.
Más allá del aspecto económico, este acto fortalece los vínculos entre los vecinos y genera recuerdos imborrables, especialmente para los jóvenes que lo protagonizan. La implicación de todo el pueblo, desde los niños hasta los más mayores, convierte la recogida en una expresión de unidad y orgullo local.
Como resume perfectamente Charo Blanco, el valor de estos momentos trasciende lo material. "Son unas fiestas que generan un sentimiento difícil de explicar, un momento muy especial", afirma. Sus palabras reflejan una emoción compartida que se palpa en el aire de Villar del Río durante una jornada que, un año más, ha cumplido con las expectativas y ha reforzado el alma de sus fiestas.