La Fundación Pedro Navalpotro, en colaboración con la Asociación Soriana Tierra sin Males, ha financiado la construcción de un pozo de agua con bomba fotovoltaica en Bucaur (Guinea-Bisáu). El proyecto dota de agua potable a 765 personas, con un impacto total de 1.300, para prevenir enfermedades hídricas graves que afectaban a la comunidad, especialmente a niños y mujeres.
La Fundación Pedro Navalpotro, en una iniciativa conjunta con la Asociación Soriana Tierra sin Males, ha finalizado con éxito un proyecto de cooperación internacional que cambia radicalmente la vida de la comunidad de Bucaur, en Guinea-Bisáu. Gracias a la construcción de un nuevo pozo, 765 personas tienen ahora acceso garantizado a agua potable, un recurso esencial que hasta ahora era escaso y de mala calidad.
Esta intervención responde a una situación sanitaria que desde la propia fundación califican de "crítica". La tabanca o aldea de Bucaur se encuentra en una zona elevada, lo que provocaba que los pozos tradicionales se secaran rápidamente tras la temporada de lluvias. Esta escasez obligaba a la población a consumir agua de pozos superficiales contaminados, con consecuencias devastadoras para su salud.
El proyecto no solo soluciona un problema de abastecimiento, sino que ataca de raíz la prevalencia de graves enfermedades de transmisión hídrica. Patologías como el cólera, la fiebre tifoidea o las diarreas agudas afectaban de manera desproporcionada a los colectivos más vulnerables, como los menores de cinco años y las mujeres embarazadas, poniendo en riesgo constante sus vidas.
La solución implementada ha consistido en la construcción de un pozo de agua equipado con una cisterna de 4.000 litros y una bomba fotovoltaica. Este sistema no solo asegura el suministro, sino que lo hace de una manera sostenible y respetuosa con el medio ambiente, aprovechando la energía solar. Además, permite la potabilización del agua, garantizando que su consumo sea seguro para toda la comunidad.
Para asegurar la viabilidad y autogestión del proyecto a largo plazo, la iniciativa ha incluido la creación y capacitación de un Comité de aguas y saneamiento. Este grupo, formado por miembros de la propia comunidad, será el responsable de la gestión y el mantenimiento de la nueva infraestructura, fortaleciendo las capacidades locales.
El alcance del proyecto supera las fronteras de la propia aldea de Bucaur. Aunque los beneficiarios directos son 765, el pozo también dará servicio a comunidades aledañas que carecen de este derecho fundamental. Según las estimaciones de la fundación, el número total de personas que se beneficiarán, entre directos e indirectos, asciende a unas 1.300 personas.
Las cifras detalladas del impacto directo son las siguientes:
El proyecto ha puesto un énfasis especial en las mujeres de Bucaur como grupo prioritario, reconociendo su papel central en la gestión del agua y la pesada carga que el trabajo doméstico supone para ellas. La nueva fuente de agua, situada a menos de 5 kilómetros de sus hogares, aliviará significativamente su día a día. Asimismo, la comunidad educativa de la escuela local también se verá directamente beneficiada por esta mejora sanitaria.