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PROVINCIA
Actualizado 05/09/2025 16:39:33
Ana Barbero

Su objetivo es terminar en Segoviela, su pueblo, el 16 de noviembre, fecha en la que falleció su abuelo. Su deseo es teminar rodeado de amigos, familiares y quien quiera unirse. Y, allí, hacer un pequeño almuerzo o vermú como celebración final con todos.


Cada semana, Fernando Valdecantos, un joven soriano de 28 años, se sube a su bicicleta, ajusta el casco, respira hondo y comienza a pedalear. El asfalto soriano le espera, al igual que lo hacen los casi 500 núcleos de población, agrupados en 183 municipios, que componen la provincia de Soria. Su objetivo no es solo un reto cualquiera, sino que es un propósito que tiene un significado muy especial, pues está dedicado a “mi abuelo y al amor que tenía por la vida rural”.

Desde el 1 de enero de este año se propuso recorrer todos los pueblos de Soria en bicicleta, una hazaña de más de 5.000 kilómetros, cientos de horas en solitario y una gran fuerza de voluntad. Su meta tiene fecha límite, pues pretende terminar el reto el 16 de noviembre, el día que falleció su abuelo.

"Empecé el día uno de enero a prepara las rutas, e ir en bici y luego llegó un momento en el que pensé ¿Y si acabo justo el día que se murió mi abuelo? Es por eso que, quiero que el último pueblo sea el mío, Segoviela, y terminar allí, para dedicárselo”, cuenta con ilusión.

Un mapa, 500 pueblos y un propósito

Para organizar las rutas, en Navidad se compró el mapa de la provincia de la Diputación de Soria. Esto, y con la ayuda de una app de rutas y su Garmin, Fernando fue diseñando cada etapa en función del tiempo libre y la climatología. Para hacer los recorridos cuenta con con bicicletas, una GIANT de carretera y una Orbea de montaña, que va alternando según el terreno.

“Ya llevo unos 393 pueblos, por lo que me quedan unos 110 aproximadamente”, cuenta. Este reto le está suponiendo un gran esfuerzo más allá de los físico pues, “hay que dejar muchas cosas de lado para hacerlo. Te tiene que gustar mucho la bici y tienes que tener muy claro el por qué lo haces para no abandonarlo”.

Además, a este reto se le suma otra complicación, pues “tengo que hacer todo en bicicleta. Yo salgo desde Soria hasta el punto que quiero hacer la ruta y vuelvo pedaleando a mi casa de Soria. Si por algún motivo, como una fuerte tormenta o que se me rompa la bici, me tienen que venir a buscar en coche, ese día no cuenta y tengo que volver a hacerla”, asegura firmemente.

Muchas horas solo que ayudan a autodescubrirse

Con el objetivo sentimental claro siempre en mente, Fernando también reconoce que el aprendizaje está siendo personal e interior. "Hay días que salgo a las 7 de la mañana y vuelvo a las 7 de la tarde, y en todas esas horas igual no me cruzo con nadie. Literalmente, he hecho rutas de 120 kilómetros y he contado seis coches. Estás solo contigo, con tus pensamientos, con tus límites. Te enseña a no rendirte, a conocerte, a seguir", asegura.

Sin embargo, en otras ocasiones, sobre todo en verano, cuenta que los pueblos tienen mucha más vida, y la gente que se encuentra le dan un poco de conversación, en las que cuenta el motivo de sus rutas ciclistas. En otras ocasiones le ofrecen comida y hasta casa.

Una provincia con mucho encanto

Aunque muchos de los pueblos que visita están despoblados o semiabandonados, Fernando habla con entusiasmo sobre los paisajes de la provincia: “cambian radicalmente en pocos kilómetros, de norte a sur la vegetación es muy diferente, aunque pensamos de primeras que todo es muy parecido”.

Y, entre los pueblos que lleva visitados, hay algunos que está seguro que volverá a visitar de forma más pausada, ya que en ocasiones simplemente pasa por ellos, se saca la foto con la señal y no le da tiempo a pasar todo el tiempo que le gustaría recorriendo sus calles. "Me sorprendió Caltojar, que las paredes están llenas de pinturas. O Ituero, donde las frases escritas por todo el pueblo se te quedan grabadas. Hay pueblos que, sin eso, quizá no recordaría. También he alucinado con la zona del Moncayo, las Tierras Altas o el sur, donde el paisaje parece casi desértico. Es una provincia increíble”, cuenta con orgullo.

El gran apoyo soriano

Igualmente, lo que más le emociona es el apoyo de la gente al conocer su reto. “Me mandan algunos mensajes de ánimo, también hay quien se alegra cuando visito su pueblo. Y, mis conocidos me preguntan que cuándo voy a pasar por su localidad para que les avise”. Gracias a esto se ha dado cuenta de que lo que empezó siendo en un objetivo personal, se ha convertido en algo colectivo. “Hay gente que ni monta en bici y me dice que quiere estar en la última etapa. Quieren acompañarme en el último tramo, quieren celebrar esto conmigo".

Su idea para el final del recorrido, el 16 de noviembre, es clara: llegar a Segoviela, rodeado de amigos, familiares y quien quiera unirse. Y, allí, hacer un pequeño almuerzo o vermú como celebración final con todos.

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