El Balonmano Soria inicia su nueva etapa en División de Honor Plata el próximo 13 de septiembre en el San Andrés frente a Trasmapi Ibiza. El equipo llega con confianza tras una pretemporada que ha consolidado su defensa y ha mostrado una notable mejoría en el carácter competitivo, sentando las bases para una temporada ilusionante.
El Balonmano Soria encara la recta final de su preparación antes del esperado debut en la División de Honor Plata. El equipo soriano comienza una nueva e ilusionante etapa en la categoría, y lo hará arropado por su afición en el polideportivo San Andrés, un escenario que se antoja clave para las aspiraciones del club durante toda la temporada.
La cuenta atrás ha comenzado para el primer encuentro oficial, que medirá a los locales contra un rival exigente como es el Trasmapi Ibiza HC Eivissa. La cita está fijada para el próximo sábado, 13 de septiembre, a las 18:00 horas, marcando el pistoletazo de salida a una campaña en la que el equipo buscará consolidarse en la segunda categoría del balonmano nacional.
La pretemporada ha servido como un termómetro fiable para medir el estado de forma del conjunto. Los enfrentamientos contra rivales de alto nivel, incluyendo equipos de ASOBAL, Plata y Primera Nacional, han dejado sensaciones muy positivas y han confirmado la progresión del grupo dirigido por el cuerpo técnico. Sin ir más lejos, el pasado jueves los amarillos se impusieron al Villa de Aranda a domicilio, rival de categoría superior.
Más allá de los resultados obtenidos en los partidos de preparación, el cuerpo técnico ha puesto el foco en afianzar la identidad de juego y generar una confianza colectiva. El trabajo de estas semanas ha permitido extraer varias lecturas claras sobre el rendimiento del equipo, que invitan al optimismo de cara al inicio de la competición liguera.
Coincidiendo con el inminente inicio de la temporada, el club también recuerda su campaña de abonados 25/26. Desde la entidad se hace un llamamiento a la afición para que vuelva a ser un pilar fundamental desde la grada del San Andrés, convirtiendo el pabellón en un fortín durante todo el curso.