DEPORTES
Actualizado 26/09/2025 10:05:32
Cosme Egea Lucas

La derrota del Club Deportivo Numancia en el campo del Bergantiños enciende las primeras alarmas de la temporada, aunque no debería ser más que un simple tropiezo. El conjunto rojillo muestra una imagen preocupante lejos de Soria, con una falta de juego y errores individuales que le alejan de la fiabilidad exigida a un aspirante al ascenso directo.

El Club Deportivo Numancia encendió las primeras alarmas de la temporada tras una dolorosa derrota en el campo del Bergantiños. El conjunto de Abel Segovia muestra una preocupante falta de juego y contundencia lejos de Soria, cediendo tres puntos vitales ante un rival que, hasta ayer, no conocía la victoria y dejando una imagen muy alejada de la que se espera.

Más allá del 3-1 final, lo que verdaderamente inquieta son las sensaciones que transmite el equipo. La visita a As Eiroas no fue un accidente, sino la confirmación de una tendencia que ya se apuntó en el empate en Villaviciosa: a este Numancia le cuesta generar fútbol cuando no cuenta con el calor de Los Pajaritos. Ayer, el equipo se mostró plano, previsible y sin capacidad para desbordar a un Bergantiños que, con orden y aprovechando los regalos, tuvo más que suficiente para llevarse el encuentro.

Un aspirante al liderato no puede permitirse conceder goles como los de ayer. Errores individuales de bulto, tanto en la salida de balón como en la medular, pusieron en bandeja la victoria a los gallegos. Primero el de Joel, regalando la posesión a un Marru que la puso en la escuadra. Después el de Cristian Delgado, que perdió una posesión clave por esperar al balón, que terminó en el fondo de la red visitante, de nuevo con Marru como goleador. Pero lo más grave es que, incluso con el marcador en contra, el equipo careció de la rebeldía y las ideas necesarias para revertir la situación. La reacción fue tardía, impulsada más por el corazón de jugadores como Dani García, que recortó distancias, que por un plan de juego colectivo, y resultó a todas luces insuficiente.

El conjunto rojillo perdonó las escasas ocasiones de las que dispuso y evidenció una alarmante falta de colmillo en los metros finales, un problema que ya se vislumbró ante el Lealtad. La Segunda RFEF es una categoría que no perdona la falta de efectividad y puedes pagar un precio muy alto por ello. Abel Segovia tiene la tarea urgente de encontrar la tecla para que el equipo funcione también como visitante, porque la imagen de solidez debe ser una constante, no una excepción reservada para los partidos en casa.

La temporada acaba de empezar, pero en una categoría tan competida, cada punto es oro. Los dos que se escaparon en Villaviciosa y los tres perdidos ayer en Carballo son de los que, llegado el mes de mayo, se echan amargamente en falta. Cuanto más tarde el equipo en carburar y en mostrarse fiable lejos de Soria, más se alejará el objetivo irrenunciable del ascenso directo. La visita de la Gimnástica Segoviana a Los Pajaritos se antoja ahora como una prueba de fuego para medir la capacidad de reacción de este Numancia.

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